La Clementina, en constante renegociación con la CFN y pagando solo intereses

Parte de los trabajadores de La Clementina piden respuestas a los administradores y pago de salarios atrasados. Foto: Cortesía

Pese a condiciones preferenciales y a facilidades de pago otorgadas, La Clementina, una de las haciendas bananeras más grandes del país, no ha generado los ingresos suficientes para pagar el capital de un millonario crédito público concedido por la Corporación Financiera Nacional (CFN).

Bajo un programa del entonces gobierno de Rafael Correa llamado del ‘Buen Vivir’, la propiedad de la hacienda, embargada por el Estado al Grupo Noboa por una deuda tributaria, fue adquirida en diciembre del 2013 por 1 800 trabajadores agrupados en la Cooperativa de Producción y Comercialización La Clementina (Cooproclem).

La compra fue posible gracias a un crédito de USD 78,9 millones que cubrió en un 100% el valor de la hacienda y que fue entregado por la CFN en febrero del 2014. Pero la idea del Gobierno de esa época de generar un negocio próspero en manos de los obreros no se ha concretado.

Casi ocho años después, la hacienda registra caída de ingresos y en algunos años pérdidas, deudas millonarias con el Seguro Social e, incluso, ha tenido que desmembrarse para cubrir una parte del capital del préstamo de la CFN.

Desde el inicio, el crédito se entregó en condiciones especiales. Inicialmente, iba a tener una tasa del 8%, pero al final bajó al 5%; y se otorgaron dos años de gracia, aunque al principio solo se habló de 12 meses.

Pese a eso, Cooproclem ha buscado facilidades para cumplir con la deuda en dos ocasiones. El primer pedido fue aprobado por la CFN en 2017, año en que la hacienda cerró con USD 3,5 millones en pérdidas.

Cooproclem desmembró 2 145 de las 12 085 hectáreas del predio, para abonar USD 5,5 millones al capital y pedir una novación. En esa ocasión, se otorgaron dos años más de gracia para pagar el capital.

La venta de una parte de la hacienda, según Carlos Andrade, representante legal de Cooproclem, fue autorizada por la CFN, por tratarse de tierras improductivas, no bananeras.

Andrade argumenta, además, que no han podido subir la productividad debido al sistema de riego obsoleto y a tener plantaciones con más de 50 años de edad. Y dijo que al inicio tuvieron problemas para administrar el activo, por lo en el 2019 contrataron a la firma Koval Management para resolver este tema.

La nueva administradora solicitó ese año nuevamente facilidades de pago a la CFN, que extendió el plazo del crédito a 19 años y siete meses y otros cuatro años de gracia para el capital. Incluso tuvo 365 días especiales de gracia (entre el 3 de octubre del 2018 y el 20 de septiembre del 2019) donde no pagó nada, ni intereses ni capital. La hacienda recién empezará a pagar el capital en el 2023; es decir, durante 8 años (casi una década) solo pagará intereses.

Julio César Cueva, abogado de Koval, explicó que la reestructuración se pidió tras la intensa estación invernal que ese año afectó a 800 hectáreas.

La Clementina también afronta problemas con los trabajadores. El pasado 10 de agosto, un grupo de empleados protestó por el atraso en el pago de salarios y de obligaciones al Seguro Social.

Andrade admitió la falta de pago, pero no precisó la cifra. “Si baja la productividad, bajan salarios y hay atrasos.

Este Diario conversó con dos trabajadores que participaron en la protesta. Ellos muestran un documento del IESS que señala que la haciende mantiene 1,5 millones en obligaciones atrasadas. Indicaron que, además, las promesas de la administradora rusa no se han cumplido.

Por ejemplo, la implementación de un plan habitacional, creación de un club social y ganancias para los empleados.

El presidente Guillermo Lasso cuestionó que en la CFN han concedido “créditos inmensos a un club pequeño de deudores”. Sin dar nombres, dijo que un agricultor pequeño no accede a crédito, “pero un vivaracho accede a USD 75 millones y no los paga, sino solos intereses”, comentó y señaló que cobrará esos créditos.

Cueva dice que no es el caso de La Clementina, donde “el Gobierno de turno intentó que trabajadores que llevaban 20 o 25 años laborando puedan ser dueños de la hacienda”.

Él insistió en que el pago del crédito está al día y que ya se ha cancelado USD 33,4 millones a la CFN y al Banco del Pacífico. De esos, 5,5 millones son por el aporte de capital del 2017 a la CFN y el resto a intereses.

Pero señala que el endeudamiento adquirido no es sostenible, pues es de USD 24 792 de deuda por hectárea, cuando el promedio del negocio bananero es USD 15 000 por ha.

A esto se han sumado los problemas de la pandemia (como el ausentismo de obreros en 2020) o la ceniza del Sangay, que dañó plantaciones. “El crédito para la CFN es una de las mayores operaciones de riesgo, concentrada en un solo acreedor”, explica.

Por ello buscan una nueva solución de pagos. El plan, explicó Cueva, es vender otras 4 500 ha improductivas valoradas en USD 19,8 millones. La mitad será para pagar parte del capital del crédito y el resto para invertir y subir la producción bananera hasta el 2039.

La CFN se abstuvo de comentar sobre el crédito “por sigilo bancario”.

Mientras tanto, un trabajador del área de deshoje de La Clementina dice con pesar: “Nos dijeron que íbamos a ser los dueños y nunca se ha cumplido porque hasta hoy no se sabe quién mismo es el dueño”.

El hombre vive con incertidumbre. “Nos acostamos a dormir y no sabemos si trabajaremos al otro día, porque si reclamas te botan”.

Según él, algunos de sus compañeros que fueron separados a finales del 2020 aún constan como deudores del crédito con la CFN.

“Están sin trabajo y con esa deuda. Hemos pedido información y nadie da razón de lo que sucede después de salir de La Clementina”, indicó.

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