Es ingeniero civil por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Tiene una maestría de la Universidad Central en Seguridad, Salud y Ambiente. Ha trabajado en Occidental Petroleum, Encana, City Investment y Quiport. Foto: EL COMERCIO
¿A cuánto asciende la inversión en Mirador hasta la actualidad?
El proyecto, hasta el momento, bordea los USD 1 400 millones. Tienen que ver con obras de construcción de la mina, obras conexas, el equipamiento y una serie de gastos de inversión que ponen a punto la mina para iniciar la etapa de explotación. En adelante, la inversión se concentrará en la importación de equipo caminero, que comienza a llegar en diciembre de este año, y todo lo que tiene que ver con gastos para la operación de la mina.
En la fase de prueba que se iniciará mañana, ¿cuánto material se producirá?
Vamos a comenzar con 400 toneladas al día de concentrado. No producimos cobre, producimos concentrado. El concentrado de cobre no es más que la roca pulverizada, de apenas micras de diámetro. Es un polvo muy fino que contiene los metales, pero no en estado puro sino una mezcla. Por cada 10 partes de ese polvo hay 3 de cobre, es una concentración del 0,3% de cobre. De esas 400 toneladas, 12 son de cobre. En el concentrado también hay plata, oro.
¿Cómo se obtiene el cobre del concentrado?
Es en un proceso posterior, que Ecuacorriente no lo tiene implementado en Ecuador. Personalmente, me siento feliz de que eso sea así, porque el proceso de refinación obliga a usar químicos agresivos. Se lo purifica en la China. Movemos todo el material concentrado producido en Mirador, desde la parroquia Tundayme, hasta el Puerto de Guayaquil, ahí se deposita en barcos de gran calado, que lo llevan hasta la República Popular de China.
¿Cómo va el cumplimiento de las observaciones que hizo Ambiente?
Se produjeron tres ajustes en los estudios que se debían hacer para tener todo en orden. El primero tiene que ver con la actualización del estudio de impacto ambiental y la consecución del plan de manejo ambiental, para el paso de 30 000 a 60 000 toneladas al día; este componente ya está aprobado por el Ministerio del Ambiente. El segundo, que tiene que ver con la etapa de explotación, está completo en un 80%, estamos en revisiones y cumplimiento de permisos y observaciones pequeñas; espero que en esta semana estén resueltos. Y el tercero tiene que ver con las obras de desvío del río Tundayme, que permite llevar a cabo la construcción de la relavera, para el arranque de operación a gran escala que inicia en diciembre.
¿Cuál será el impacto ambiental del proyecto?
Va a ser significativo, enorme, porque evidentemente nosotros estamos alterando el relieve de la zona. El río Tundayme es la base y el sitio más profundo de una gran cuenca. De la ribera del río hacia arriba se conforma en sí la cuenca, en donde vamos a depositar los relaves. Lo que se ha hecho es una obra de ingeniería espectacular, tenemos un túnel de 1,4 kilómetros que desvía aguas arriba el curso del río. Cuando el agua sale al otro lado del túnel, lo que hacemos es conducirlo a una gran piscina, en donde comprobamos que no existen sedimentos, que la calidad del agua sea adecuada y solo cuando cumpla esos requerimientos podemos descargarla. Llevamos todos los registros de las pruebas y los entregamos a Ambiente.
¿Los impactos que señala van a ser irremediables?
Me cuesta contestarle. Sí, son irreversibles. Hay tres frentes principales. Uno es el que tiene que ver con la planta de beneficio del campamento. Evidentemente, esas zonas eran bosques no primarios, que fueron intervenidos para asentar el campamento; entonces, el cambio es irreversible pero es necesario, si no, cómo nos instalamos. El segundo es el tajo de mina, que está a 1 400 metros arriba, se removió toda la vegetación para poder habilitar la mina y, lógicamente, quedó descubierta la mina. Y el tercero es la relavera Tundayme, que es como un gran olla, en donde vamos a depositar los relaves. Vamos a comenzar a llenar poco a poco, desde la base de la cuenca (del río) y la vamos a ir perdiendo. Eso es real, no lo oculto porque eso sería mentir. Es irreversible, pero necesitamos poner el material en algún lado.
¿No teme que esta declaración ahonde el rechazo hacia el proyecto?
Hay solamente dos posibilidades: mentir o decir la verdad. No queda más. Y yo, como vocero de la empresa, no voy a prestarme para engaños, nunca. Los procesos son irreversibles, es irremediable. Pero lo que buscamos es causar el menor impacto. Estamos construyendo este gran túnel para no alterar las condiciones de calidad del agua. Evidentemente en la cuenca (del río) sí vamos a causar impactos, pero penosamente la esencia de la actividad extractivista es esa: extraer el metal para usarlo y venderlo. Si no causo estos impactos, el metal se va a quedar ahí. El problema de fondo no es el de los impactos que nosotros causamos, es el impacto que puede causar la minería ilegal (…) estamos viendo cómo muere gente día a día por la minería ilegal, cómo se contamina el agua por el uso del mercurio en esa minería.