La diputada venezolana María Corina Machado, suspendida de su cargo por la Asamblea Nacional tras participar como “representante alterna” de Panamá en la OEA, regresó ayer a Caracas, en plena ofensiva judicial del chavismo contra la oposición.
“Yo soy diputada porque así lo quiere el pueblo de Venezuela y así lo seguiré siendo mientras el pueblo de Venezuela lo quiera”, exclamó Machado ante un reducido grupo de simpatizantes que la recibió al grito de “mujer valiente” en una plaza del este de Caracas.
Machado, una ingeniera de 46 años que en las legislativas del 2010 fue una de las diputadas más votadas, llegó desde Lima acompañada por tres parlamentarios peruanos y arremetió contra el presidente del Legislativo y número dos del chavismo, Diosdado Cabello.
C abello primero acusó a la diputada de la violencia política del último mes y medio en Venezuela, luego la destituyó de su cargo por lo ocurrido en la OEA y aseguró que perdió su inmunidad parlamentaria por lo que podría ser detenida por la justicia.
Sin embargo, uno de sus abogados, José Amalio Graterol, indicó que hasta ahora “no tenemos información de alguna orden de detención contra la diputada”.
El diálogo aún se ve lejano
El presidente Nicolás Maduro lleva semanas instando a estudiantes y dirigentes opositores a que se sumen “a la conferencia nacional de paz” entablada con varios sectores de la sociedad.
Pero los universitarios y la gran mayoría de los opositores se niegan a acudir hasta que, entre otras cosas, el Gobierno libere a los detenidos.
Tras rechazar la mediación de la Organización de Estados Americanos, a la que acusa de estar en la órbita de EE.UU., el Mandatario recibió el martes en Caracas a una delegación de cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que tenía previsto reunirse hasta la tarde de ayer con chavistas, estudiantes y opositores para “acompañar el diálogo”.
Pero nada parece indicar que la conciliación sea posible por ahora en este país extremadamente polarizado entre partidarios del chavismo y sus detractores. “Este país no puede ser dos países, tienen que encontrar la manera de convivir inteligente y pacíficamente y el diálogo es la forma.
El Gobierno no puede seguir despachando con el expediente de que está en camino un golpe de Estado“, dijo el sociólogo y analista Ignacio Ávalos.
Mientras tanto, organizaciones no gubernamentales venezolanas criticaron ayer en Washington la timidez de los países latinoamericanos ante las denuncias de violación de derechos humanos durante las protestas. Con excepciones, “en las Américas ha sido muy tímida la situación de defensa de principios y estándares de derechos humanos”, dijo Liliana Ortega, directora de la organización Cofavic.
Ante las denuncias de abusos policiales contra manifestantes antigubernamentales y de una ofensiva judicial contra dirigentes opositores en Venezuela, la región sigue en un “silencio que ensordece”, afirmó Ortega en un foro en el Diálogo Interamericano, un centro de análisis en Washington.