El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció que “algunas cúpulas” -sin especificar cuáles- conspiran contra la canonización de José Gregorio Hernández, conocido en el país como ‘el médico de los pobres’, a quien se le atribuyen numerosos milagros en Sudamérica, incluido Ecuador.
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Maduro habla de José Gregorio Hernández.
“Algunas cúpulas han conspirado para que no se le dé el título, todos sabemos qué cúpulas han conspirado para que José Gregorio no tenga su título de santo en el Vaticano hace mucho tiempo”, dijo el jefe de Estado en un acto en Caracas, realizado este domingo, 23 de junio de 2024.
Sin embargo, siguió el presidente, “afortunadamente” el papa Francisco “ama a José Gregorio y respalda al pueblo de Venezuela”.
“Me consta, lo sé, sé mucho más de lo que puedo decir, pero, por prudencia vaticana, debo guardar silencio”, agregó el jefe de Estado.
Maduro dice que el papa quiere la canonización
El pasado 3 de junio, Maduro dijo que el papa Francisco aprobó la canonización de Hernández, una información “extraoficial” que pidió a los venezolanos esperar a que el Vaticano “lo haga oficial”. Aseguró tener un video que ratifica esta noticia, aunque no dio entonces detalles al respecto.
Recientemente, “frente a rumores infundados” que se vieron en las redes sociales, la Arquidiócesis de Caracas emitió un comunicado para desmentir “toda información afirmando que se anuncia ya la canonización” del galeno, que vivió entre 1864 y 1919, cuando murió atropellado por uno de los primeros vehículos en Caracas.
La Iglesia católica venezolana, que promueve la canonización del beato, ha insistido en que comunicará la noticia de la santificación cuando tengan esa información confirmada por parte del Vaticano.
Hernández obtuvo su beatificación en abril de 2021, en una ceremonia celebrada en Caracas, tras lo cual se espera la confirmación de un segundo milagro atribuido a él para proceder a su canonización.
¿Quién fue José Gregorio Hernández?
José Gregorio Hernández (1864-1919), conocido como el “Médico de los Pobres”, fue un médico, científico y filántropo venezolano cuya vida y obra dejaron una profunda huella en su país y en toda América Latina.
Nació el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, un pequeño pueblo en el estado Trujillo, Venezuela, en el seno de una familia humilde. Desde joven, demostró un gran interés por el estudio y una profunda fe religiosa.
Hernández se trasladó a Caracas para estudiar medicina en la Universidad Central de Venezuela, donde se graduó con honores en 1888. Gracias a una beca del gobierno venezolano, continuó su formación en París, Francia, especializándose en microbiología, patología y bacteriología.
Durante su estancia en Europa, adquirió conocimientos avanzados que luego llevaría de vuelta a su país, convirtiéndose en un pionero en varias disciplinas médicas.
A su regreso a Venezuela, José Gregorio Hernández se dedicó a la docencia en la Universidad Central de Venezuela, donde fundó el primer laboratorio de fisiología experimental del país.
Su carrera como profesor fue destacada por su dedicación y su capacidad para inspirar a sus estudiantes, muchos de los cuales se convirtieron en eminentes médicos. Además de su labor académica, Hernández fue un ferviente investigador y autor de varios trabajos científicos.
Su camino a los altares
Sin embargo, más allá de sus logros académicos y profesionales, Hernández es recordado principalmente por su compasión y entrega a los más necesitados. Trabajó incansablemente en los barrios más pobres de Caracas, ofreciendo atención médica gratuita y dedicando su vida a aliviar el sufrimiento de los enfermos. Su dedicación y caridad le valieron el apodo de Médico de los pobres.
Profundamente religioso, Hernández también intentó ingresar en la vida monástica. En 1908, se trasladó a Italia con la intención de unirse a la Cartuja de Farneta, pero problemas de salud lo obligaron a regresar a Venezuela. A pesar de no haber podido convertirse en monje, su fe siguió siendo una guía en su vida y trabajo.
La vida de José Gregorio Hernández tuvo un trágico final el 29 de junio de 1919, cuando murió atropellado por un automóvil en Caracas. Su fallecimiento causó un profundo dolor en la sociedad venezolana, que lo consideraba un santo por su entrega y bondad.
El legado de Hernández perdura hasta hoy. En 1949, la Iglesia Católica inició su proceso de beatificación, que culminó en 2021, cuando el Papa Francisco lo proclamó beato, reconociendo oficialmente su intercesión milagrosa, según la creencia católica. En Ecuador tiene miles de devotos.