La coalición del Gobierno alemán, formada por verdes, liberales y socialdemócratas, que lleva tres años liderando el país centroeuropeo, se rompió este miércoles, 6 de noviembre de 2024.
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Esto tras expulsar el canciller, Olaf Scholz, al ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, que exigió un cambio de rumbo de la política económica con exigencias que eran inasumibles para el resto de los socios, si bien las disputas ya se sucedían casi desde el principios de la andadura del llamado “semáforo”.
Claves para entender la crisis
Estas son las claves de la crisis que ha llevado al fin de la coalición, a la que ya solo apoyaba el 14 % de la población, según una reciente encuesta de INSA:
– El ministro de Finanzas, del Partido Liberal (FDP), socio menor de la coalición, presentó el jueves 31 de octubre a sus socios un documento de 18 páginas para reactivar la economía alemana, que se encamina a su segundo año consecutivo de recesión. La propuesta se filtra a la prensa al día siguiente, algo que criticó Lindner. Pero el detonante -o la excusa para muchos- para forzar una ruptura estaba ya servida.
– El documento, calificada por algunos de “carta de divorcio” y por otros incluso de “declaración de guerra”. Incluía medidas como recortes fiscales para las empresas, una relajación de los objetivos climáticos y una reducción de las subvenciones y prestaciones sociales, con lo que Lindner exigía a la coalición abandonar el actual planteamiento económico delineado en el acuerdo de coalición de 2021.
– El domingo pasado Scholz citó a Lindner para hablar con él sobre este documento y las perspectivas de un compromiso, algo que previamente ya había hecho con su vicecanciller y ministro de Economía, el ecologista Robert Habeck.
– El lunes se convoca una reunión a tres bandas y el martes otra para tratar de buscar soluciones. Scholz convoca otras dos reuniones de crisis para este miércoles en la que participan Habeck y Lindner, antes de sumarse por la tarde en la llamada comisión de coalición los responsables de los partidos que forman la coalición y de los grupos parlamentarios.
– Entre el lunes y este miércoles, tanto Scholz como Habeck intentan apelar a la unidad a los liberales y a la responsabilidad a Lindner. Apuntaron a que sería el peor momento para una ruptura ante la mala situación económica, las elecciones en EE.UU., que ganó el republicano Donald Trump, y la guerra rusa en Ucrania. Sin embargo, el presidente del Partido Liberal insistió en que debía haber una decisión sobre el fundamento de la política económica del Gobierno.
– No solo eran las medidas para reavivar la maltrecha economía, aquejada por la competencia de EE.UU. y de China, y la falta de inversión en la infraestructura, entre otros factores, que dividían a los socios de la coalición, en la que Lindner abogaba por menos Estado y no quería aflojar el freno de la deuda, sino también el presupuesto para 2025. La próxima semana debe cerrarse en la Comisión Presupuestaria del Parlamento y en el que aún había un agujero por tapar de más de 12 000 millones de euros.
– Ambos problemas están estrechamente vinculados, pues el presupuesto debe financiar las medidas económicas y por tanto el rumbo del Gobierno en esta materia.
– Las disputas entre los socios de la coalición no eran nuevas, sino que todos sacaron constantemente sus diferencias a la luz pública, generando un hartazgo entre los mismos líderes y también entre la población, a juzgar por las encuestas, en las que los socialdemócratas ya solo cosecharían un 16 % de los votos si hoy fueran las elecciones, los Verdes un 10 % y los liberales de Lindner ni siquiera entrarían en la Cámara Baja o Bundestag con un 4 %.
– Sin embargo, las diferencias entre los liberales y sus socios, una alianza difícilmente compatible desde un principio, se agrandaron conforme pasaban los meses, las semanas y los días hasta agotarse la paciencia diez meses antes de las elecciones generales previstas para finales de septiembre de 2025.
– Scholz cesó a Lindner, acusándole de falta de responsabilidad y de rechazar cualquier compromiso, con lo que la coalición se quedó en minoría entre los Verdes y los socialdemócratas. El canciller pedirá un voto de confianza el 15 de enero, que con casi toda seguridad perderá al estar ya en minoría, por lo que se convocarán probablemente elecciones anticipadas a finales de marzo.