El premio Nobel de Literatura nigeriano Wole Soyinka calificó de “ser infrahumano”, incapaz de dialogar, a Abubakar Shekau, líder del grupo extremista islámico Boko Haram, en momentos en que el gobierno de su país considera la posibilidad de conversar con el grupo islamista que tiene secuestradas a más de 200 jóvenes.
Según Soyinka, Shekau es “bueno en religión y drogas”. “¿Cómo se dialoga con una obscenidad de esa clase?”, preguntó desde Los Ángeles, donde reside actualmente.
La cabeza de esta secta fundamentalista es uno de los hombres más buscados de África, y una de las personas más misteriosas del continente. Ya lo han dado por muerto varias veces. Pero hace cuatro años ‘resucitó’, y desde entonces, su guerra contra Nigeria se ha vuelto cada vez más despiadada y cruel.
Shekau es el actual líder de la secta Boko Haram, que ha impactado en estos días con el secuestro de 226 niñas y adolescentes para abusar sexualmente de ellas y venderlas, y cuyo objetivo es imponer un Estado islámico en Nigeria. Ha librado una lucha tan extremista y violenta que incluso sus aliados han cortado todo contacto con él.
“Me gusta matar a quien sea que Dios me pida matar, de la misma forma que me gusta matar pollos y ovejas”, declaraba en un video en el 2012. En otra grabación más reciente dijo: “Nuestra religión es nada, pero matar, matar y matar (…) Los voy a matar, es mi trabajo”.
Los videos son su principal medio de comunicación. Aparte de sus declaraciones filmadas, no se sabe mucho de su vida. Según el Gobierno de Estados Unidos -que ofrece una recompensa de USD 7 millones por él-, Shekau podría tener entre 39 y 49 años.
Supuestamente nació en un pueblo de agricultores y de ganaderos cercano de la frontera con Níger, en el estado de Yobe, noreste del país.
Se encontró con su destino cuando estudió teología en Maiduguri, la capital del estado vecino de Borno. Fue entonces cuando Shekau conoció al predicador Mohamed Yusuf, el fundador de Boko Haram -que significa ‘la educación occidental es un pecado’-, quien había creado en esa ciudad un complejo religioso que incluía una mezquita y una escuela islámica. Muchas familias musulmanas de bajos recursos inscribieron a sus hijos, sin saber que en realidad Yusuf estaba armando un ejército con el que pensaba desafiar al Gobierno.
Dicen algunos expertos que el hecho de saber que en caso de ser detenido no puede esperar ninguna indulgencia por parte de las fuerzas de seguridad, lo ha vuelto más cruel. En su grabación más reciente aparece un Shekau vociferante y exaltado, con algunos destellos de comicidad.
Quienes lo conocen dicen que utiliza su fe y su carisma para reclutar a jóvenes que ven en él y en su movimiento la única esperanza de salir de la miseria en la que vive un enorme sector de la población nigeriana.
Eso lo mezcla con un explosivo discurso político de odio hacia el Gobierno, que a su modo de ver es la encarnación de Occidente y, por ende, del mal. Aunque ha querido acercarse a la red Al Qaeda, es sabido que este movimiento no lo ha aceptado, pues no comparte muchos de sus métodos e ideas.
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Casi 200 integrantes de Boko Haram murieron al chocar con la tenaz resistencia de grupos de defensa de pequeños poblados del noroeste de Nigeria, que se defendieron de sus ataques, se informó ayer.
Los enfrentamientos y matanzas se registraron entre el martes y ayer, según informó la prensa nigeriana y también la cadena de televisión BBC de Londres y la árabe Al Jazira citando a testigos. Mientras tanto, aviones tripulados y ‘drones’ estadounidenses realizan vuelos de reconocimiento para encontrar las niñas raptadas.
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