Brasil se acerca al colapso sanitario en su peor momento de la pandemia

Desde noviembre del 2020, la curva de casos y fallecidos crece de forma preocupante en Brasil, pero ha adquirido tintes dramáticos en los últimos 40 días, periodo durante el cual la media diaria de muertes no ha bajado del millar. El presidente Jair Bolso

Desde noviembre del 2020, la curva de casos y fallecidos crece de forma preocupante en Brasil, pero ha adquirido tintes dramáticos en los últimos 40 días, periodo durante el cual la media diaria de muertes no ha bajado del millar. El presidente Jair Bolso

Desde noviembre del 2020, la curva de casos y fallecidos crece de forma preocupante en Brasil, pero ha adquirido tintes dramáticos en los últimos 40 días, periodo durante el cual la media diaria de muertes no ha bajado del millar. El presidente Jair Bolsonaro aún no se ha hecho eco públicamente ante la presión de aumentar medidas que limiten el contagio de covid-19. Foto: Reuters

Brasil se aproxima al colapso de su sistema público de salud, con más de la mitad de los estados de Brasil al límite de su capacidad, mientras crece la presión para que el presidente Jair Bolsonaro tome medidas drásticas para contener la explosión de contagios.

El Ministerio de Salud reportó este martes, 2 de marzo del 2021, un nuevo récord diario de fallecidos asociados a la covid-19, con 1 641 muertes en las últimas 24 horas.

El país vive su peor momento de la pandemia desde que el 26 de febrero de 2020 registrara el primer contagio, coincidiendo además con la irrupción de la variante amazónica (P.1), más transmisible, según estudios preliminares.

Desde noviembre del 2020, la curva de casos y fallecidos crece de forma preocupante, pero ha adquirido tintes dramáticos en los últimos 40 días, periodo durante el cual la media diaria de muertes no ha bajado del millar.

Brasil es, junto a Estados Unidos y la India, uno de los países más afectados por el coronavirus SARS-CoV-2, al contabilizar más de 257 000 decesos y 10,6 millones de casos, según datos oficiales.

UCI al límite en más de la mitad de Brasil

Si en la primera ola la evolución de la pandemia en este país de dimensiones continentales y con 212 millones de habitantes era heterogénea, en esta segunda, más virulenta y letal, el SARS-CoV-2 ha puesto en jaque a más de la mitad del país al mismo tiempo.

El índice de ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) del sistema público sanitario supera el 80% en 19 de los 27 estados brasileños, con un matiz: son cada vez más los jóvenes con cuadros graves.

"El riesgo de colapso existe y ya lo estamos observando en varias regiones del país", afirmó a EFE el médico Carlos Starling, consultor científico de la Sociedad Brasileña de Infectología (SBI).

Después de meses de flexibilización, los Gobiernos regionales y municipales han endurecido las medidas de distanciamiento, como el cierre de negocios no esenciales y toques de queda nocturnos, a fin de evitar el colapso ocurrido en enero en Manaos, capital del estado de Amazonas.

Aumenta la presión sobre Bolsonaro

La entidad, que reúne a los 27 responsables regionales de las áreas de salud, exigió en la víspera la adopción de "medidas inmediatas" a escala nacional para hacer frente "al peor momento de la crisis sanitaria", entre ellas un toque de queda nocturno, el cierre de bares y playas, y la suspensión de actividades presenciales educativas y deportivas.

El presidente Jair Bolsonaro, que se niega a reconocer la gravedad de la pandemia y acostumbra a criticar cualquier tipo de restricción, aún no se ha hecho eco públicamente de ese llamado, pero sí lo ha hecho el vicepresidente, Hamilton Mourao.

Mourao afirmó este martes que "no sirve" imponer "algo nacional" en un país tan grande como Brasil porque sería imposible hacerlo cumplir y el Gobierno, según dijo, no es una "dictadura".

Asimismo, declaró que la población está "cansada" de restricciones y apostó por acelerar la campaña de vacunación.

Sin embargo, la inmunización, que empezó a mediados de enero, avanza lentamente y hasta la fecha solo ha recibido la primera dosis un 3,2 % de la población.

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