La muerte de Vinicio Ortiz
Gustavo Proaño Tola
El Servicio de Investigación de Accidentes de Tránsito (SIAT) de la Policía Nacional ha determinado la causa del accidente de tránsito en el cual falleció el joven ciclista Vinicio Ortiz, quien fue arrollado por las llantas de un bus:
“El participante (1) no guarda el espacio suficiente y reglamentario, tendiente a evitar un accidente de tránsito, al realizar una maniobra de rebasamiento a móvil (2), el cual inicia un proceso de volcamiento de 1/4 sobre su lateral izquierdo, siendo arrollado por móvil (1)”.
A esta conclusión hay que agregar una infracción accesoria que encontró el SIAT:
“El Participante (1) (chofer autobús) conduce el móvil con su licencia caducada. (Desde 2006, a más de ocho citaciones por infracciones de tránsito)”.
Qué triste resulta comprobar entonces que la orden de libertad tan rápidamente concedida por el Juez que conoce este caso al chofer del bus, no consideró la caducidad de este documento de conducción.
Qué fácil se libera a un individuo que tiene en su conciencia la muerte de una persona joven y llena de vida, agravada por el hecho de conducir con una licencia caducada desde hace tres años.
Pero aquí también deben entrar en escena los propietarios del bus de transporte público. ¿Cómo pudieron entregar el manejo de este vehículo a una persona que tenía su licencia caducada desde el año 2006. ¿Acaso el chofer de esta unidad de transporte público nunca les mostró este documento o nunca se lo solicitaron?
Pero más allá de este trágico suceso que privó la vida a un adolescente, vemos con mucha preocupación cómo el índice de accidentes de tránsito en los que intervienen choferes denominados “profesionales” sigue en aumento día a día en calles y carreteras del país. Basta ver las crónicas en los diferentes noticieros de los medios de comunicación del país para comprobar que en materia de movilización masiva estamos en manos de gente mal preparada, imprudente, violenta, por decir lo menos.
La nueva Ley de Tránsito no ha solucionado en nada las infracciones que todos los días comenten los choferes de buses y camiones especialmente.
Hace poco la prensa (aquella a la que se quiere amordazar gracias al proyecto Panchana), demostró que un chofer de bus había rebasado con largueza la penalización total de 30 puntos en su licencia; sin embargo, seguía conduciendo una unidad de transporte público sin ningún problema.
Pero volviendo al tema de Vinicio, insistimos en que el juez de Tránsito Hernán Dávila Moncayo explique públicamente cómo, con todos los agravantes antes citados, pudo cambiar la medida cautelar y manifestar que “Vizuete Farinango no representa peligro para la sociedad”.