La muerte de Febres Cordero no frenó el deterioro socialcristiano

Redacción Guayaquil

Hace un año, la muerte del líder del Partido Social Cristiano (PSC) y ex presidente de la República, León Febres Cordero, frenó por poco tiempo las desavenencias en torno al manejo del partido entre sus ex militantes y dirigentes.    

Sin embargo, pocos días después de su deceso, las críticas y disidencias volvieron con fuerza y continuaron, hasta hace un mes, cuando el bloque del PSC dejó la alianza con el movimiento Madera de Guerrero, liderado por el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot.

Como consecuencia de ello, el bloque del PSC se redujo a cuatro legisladores en la Asamblea. Entre ellos Nicolás Lapentti, Leonardo Viteri, Salomón Fadul y Scheznarda Fernández.

En el PSC se conoce que la ruptura fue iniciativa de la asambleísta y ex presidenciable del PSC, Cynthia Viteri, con autorización del alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot. Viteri acusó a la asambleísta alterna de Salomón Fadul y a Scheznarda Fernández de actuar a favor del Gobierno. Ellas negaron esta versión.

Viteri no mantiene buenas relaciones con el partido  desde su desafiliación, en abril de 2007. En ese año anunció su salida sin informar previamente a los dirigentes del PSC. Fuentes socialcristianas aseguraron incluso que ella no fue recibida por Febres Cordero en la Clínica Guayaquil, antes de su muerte.

La decisión de que el PSC aparezca dividido del movimiento de Nebot pudiera dejar abierta la posibilidad de que el funcionario afiance su liderazgo, bajo el paraguas de un movimiento ciudadano y ya no de un partido político.

Nebot sigue afiliado al PSC y mantiene en ese partido a un grupo de dirigentes afines, como Pascual del Cioppo, director nacional; Carlos Falquez, alcalde de Machala, y Simón Bustamante, director provincial de Manabí.  Estos, a su vez, escogieron a los actuales asambleístas del  PSC.

Esa crisis interna, profundizada por la muerte de Febres Cordero y por una falta de renovación de su estructura, se suma al desgaste político de los partidos tradicionales, donde está el  PSC. 

Hasta ahora, la dirigencia, encabezada por Del Cioppo no ha dado luces sobre una posible renovación. El dirigente ha dicho que espera que el Consejo Nacional Electoral apruebe el reglamento para la reinscripción de partidos y movimientos políticos.  

Esos elementos son vistos como un agravante por el ex legislador tungurahuense Luis Fernando Torres, a quien el PSC no apoyó  para su postulación a la Presidencia, en enero pasado.

Torres responsabiliza de la situación actual del partido al “regionalismo de los dirigentes de la Costa”. Considera que la ruptura entre PSC y Madera de Guerrero es “una consecuencia de lo que esos mismos dirigentes” hicieron meses atrás, cuando impidieron su candidatura a la Presidencia.

“El propósito final es liquidar al PSC. Evitar que se reconstituya y se reinscriba para poder participar en las próximas elecciones”, expresó Torres. Él permanece alejado del PSC y busca formar su propia agrupación.

Alfonso Harb, desafiliado del PSC desde febrero pasado, también cuestionó, sin dar nombres, “la actitud de un grupo de personas del partido de zafarse del PSC, de utilizar el poco activo  político como su número para luego dejarlo botado y darle una puñalada por la espalda”.

Ante eso el PSC ha guardado silencio, dijo Harb. “Eso es algo que Febres Cordero ya olfateaba y por eso sufrió una agonía política en su último año y medio de vida”.

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