Vista parcial de la fachada de la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) en Caracas, tomada el 15 de junio de 2020. Foto: AFP
Nicolás Maduro y el chavismo apuntan en Venezuela a elecciones parlamentarias sin Juan Guaidó ni los principales partidos de oposición, lo que según analistas prolongará la crisis generada por las presidenciales que en 2018 pusieron en tela de juicio la legitimidad del gobernante socialista.
Los mayores partidos opositores anunciaron un boicot contra las legislativas, previstas para este año pero aún sin fecha, después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de línea oficialista, nombrara “rectores elegidos a dedo” en el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Designar esas autoridades corresponde, por ley, al Parlamento encabezado por Guaidó.
Maduro pretende tomar control de la unicameral Asamblea Nacional, único poder en manos de la oposición, que ganó 112 de 167 curules en los comicios de diciembre de 2015, quebrando 15 años de hegemonía chavista.
Para ello, el mandatario y sus aliados preparan votaciones “en las condiciones que ellos quieran”, dice a la AFP el historiador y profesor universitario Pedro Benítez.
Maduro “baraja” el juego
Para aislar a Guaidó, Maduro “baraja el juego político”, comenta a la AFP Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis.
“Están buscando por todos los medios neutralizarlo”, sostiene por su parte Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la caraqueña Universidad Católica Andrés Bello.
Reconocido por medio centenar de países como presidente encargado de Venezuela, cargo que reclamó en enero de 2019 desde la jefatura del Parlamento, Guaidó enfrenta numerosas causas judiciales que apuntan a “desmotivar el voto opositor”, según Alarcón.
“¡Llegó la hora!”, celebró Maduro refiriéndose a las legislativas, que quedaron en suspenso por la pandemia de covid-19, luego de que el TSJ asumiera la designación de un nuevo CNE al declarar una “omisión” del Parlamento.
“Ellos han dicho que no van a elecciones (…), porque saben que las tienen perdidas”, expresó el mandatario este martes en una videoconferencia del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Maduro “no hace esto para controlar a la Asamblea en términos legislativos”, sino para “debilitar” a Guaidó, indica León.
Sin concretar cambios políticos, la popularidad del líder parlamentario ha caído de 63% cuando se autojuramentó como presidente interino hasta 25,5% en mayo pasado, su mínimo, según Datanálisis, que otorga a Maduro una aprobación de 13,1%.
A la fecha, no se han dado a conocer encuestas de tendencias de votación en las legislativas.
¿Legitimidad?
Estados Unidos y la Unión Europea cuestionaron que el TSJ designara directamente a las autoridades electorales. “El régimen ha seleccionado un CNE que sellará sus decisiones e ignorará las condiciones requeridas para elecciones libres”, dijo el lunes el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo.
El Grupo Internacional de Contacto, integrado por países de Europa y América Latina en pro de diálogos ante la crisis venezolana, expresó este martes en un comunicado que lo ocurrido “socava la credibilidad” de futuras elecciones.
Benítez vislumbra una reedición de las circunstancias de las presidenciales de mayo de 2018, que registraron la mayor abstención en seis décadas y fueron desconocidas por Estados Unidos y decenas de países europeos y latinoamericanos. El grueso de la oposición las boicoteó, denunciando “fraude”.
Con las parlamentarias, Maduro intenta “recuperar cierta legitimidad, pero no va a ser suficiente”, dice el historiador Benítez.
Esa legitimidad dependía de “un acuerdo político”, asevera en tanto León, el presidente de Datanálisis; pero el TSJ echó tierra a negociaciones en el Parlamento para renovar rectores electorales.
Numerosos dirigentes y los principales partidos opositores, además, están inhabilitados por fallos judiciales y una veintena de diputados están presos, exiliados o refugiados en sedes diplomáticas.
La corte suspendió el lunes a la directiva del histórico partido Acción Democrática (socialdemócrata , y el martes hizo lo mismo con la junta de otra de las mayores organizaciones opositoras, Primero Justicia (centro).
Un grupo de partidos opositores minoritarios, en negociaciones con Maduro, sí irían a las urnas.
“Nuevo nivel de presión”
Guaidó intentaba reactivar protestas, debilitadas en los últimos meses, cuando llegó a Venezuela el nuevo coronavirus en medio de la grave crisis socioeconómica.
Ahora, frente a la ofensiva del TSJ, Guaidó llamó a “retomar las calles respetando el distanciamiento social”.
“No podemos asumir una política pasiva”, apuntó el sábado Guaidó, que prometió un “nuevo nivel de presión”, sin dar detalles.
Su fuerza para convocar manifestaciones ha caído junto con su popularidad en la medida en que Maduro resiste en el poder con apoyo de la Fuerza Armada y países como Rusia o China.