Letizia Ortiz, la princesa plebeya que no todos aceptan

Letizia Ortiz. Foto: AFP

Desde la pedida de mano en el Palacio de la Zarzuela, cuando sorprendió mandando a callar al príncipe Felipe para que la dejara terminar la frase, la princesa Letizia ha repetido durante diez años que tiene en la reina Sofía un "ejemplo impagable".
Con la proclamación de su marido como Felipe VI, la ex periodista se convertirá a los 41 años en reina consorte, como fue el caso de Sofía en 1975.
Pero pese a haberse mirado todos estos años en ella, Letizia tendrá un estilo como reina muy distinto al de su suegra, que este año cumplirá 76. Y es que las dos tienen pocos puntos en común, pese a la buena relación que las une a juzgar por la complicidad que se ve entre ellas cuando aparecen juntas.
El matrimonio de Juan Carlos con Sofía, en 1962, fue el enlace que tenía que ser, el de un príncipe con una princesa. Y aunque entonces parecían felices, no fue una felicidad que se extendiera en el tiempo, al menos no en pareja.
Lo descubrieron muchos españoles a propósito de la irrupción en el panorama mediático español de la noble germanodanesa Corinna zu Sayn-Wittgestein, la "amiga" que acompañaba al monarca cuando este se rompió una cadera en una lujosa cacería en Botsuana.
La reina, sin embargo, mantuvo siempre la compostura como consorte. "Es una gran profesional", ha dicho Juan Carlos en reiteradas ocasiones. "(Debo expresar) mi gratitud a la reina, cuya colaboración y generoso apoyo no me han faltado nunca", dijo de ella cuando el lunes se dirigió por televisión a los españoles para explicar las razones de su abdicación.
El matrimonio de Felipe y Letizia es totalmente distinto, pese a la supuesta crisis con la que tanto se especuló hace relativamente poco en los medios españoles y que parece superada.
Sofía es hija de reyes, hermana de rey, esposa de rey y madre en breve de un nuevo rey. Letizia será la primera reina sin sangre azul en la historia de la monarquía española.
El aún príncipe la eligió por amor. Y llegó a enfrentarse a su padre para poder casarse con ella si se da crédito a lo que publicaron en su día algunos medios. "Mi vida es la vida del rey. No tengo otra vida", dijo Sofía hace unos años a la periodista Pilar Urbano cuando esta la entrevistaba para uno de sus libros.
Letizia sí la tiene. No solo una vida anterior a su llegada a la familia real, una vida como hija de padres divorciados en una familia de clase media, con una madre sindicalista y un abuelo taxista, divorciada ella misma de su primer marido, profesor de Literatura cuando ella estudiaba en el instituto.
También intenta tener una vida al margen de palacio fuera de sus horas de trabajo, que incluye salidas a cenar al Madrid antiguo junto a su marido, escapadas a céntricos cines en versión original, conciertos de rock junto a amigas y escapadas de fin de semana fuera de España. Es una vida que intenta preservar de cámaras y focos.
Pero que como reina tendrá que reducir. Igual que su afán por proteger a sus dos hijas, las infantas Leonor y Sofía, de la sobreexposición pública.
Sobre todo porque la primera, que tiene ahora ocho años, se convertirá en heredera del trono cuando su padre sea proclamado rey. Letizia tiene carácter, y se le nota. Y a veces dice en público lo que piensa, algo que la reina Sofía ha evitado siempre.
"No es lo mismo decir ayudas que rescate, recesión por crecimiento negativo o reestructuración en vez de recortes", soltó hace un año, en plena crisis económica y política de austeridad de Mariano Rajoy, en la apertura de un seminario sobre la lengua.
La que en breve se convertirá en nueva reina de España ha estado desde el principio sometida a las críticas por sus cambios de look, sus atuendos y sus peinados. Su extrema delgadez, tan discutida en los primeros tiempos, volverá seguramente a la palestra cuando sea reina. Porque se la verá más. De Sofía siempre se ha destacado la elegancia. Y pocos han osado hacer críticas a su atuendo. Pese a estar más cerca de la media de los españoles que la reina Sofía -Letizia sabe lo que es montar en autobús, pagar los recibos de la luz y el agua, la hipoteca y poner ella misma gasolina a su automóvil-, los ciudadanos prefieren a su suegra.
Junto al príncipe Felipe, la reina Sofía es la mejor valorada en las encuestas. Letizia se encuentra en una posición peor, por debajo incluso del aún rey Juan Carlos.