El movimiento indígena lloró la muerte de Inocencio Tucumbi y la dirigencia declaró tres días de luto. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Segundo Inocencio Tucumbi Vega tenía 50 años y siete hijos. La tarde del jueves 10 de octubre del 2019, su cuerpo fue llevado por un cortejo fúnebre desde la morgue del Hospital Eugenio Espejo hasta el ágora de la Casa de la Cultura, en Quito, en donde se instaló una capilla ardiente.
El movimiento indígena lloró su muerte y la dirigencia declaró tres días de luto. Quienes más sintieron el desconsuelo fueron su familia y los habitantes de la comunidad Yanahurco de Juigua, en el cantón Pujilí, en Cotopaxi, de donde era oriundo. Toda su vida trabajó allí; como jornalero, como agricultor y albañil.
Jaime Pallo, dirigente de esa comunidad, contó cómo fueron los últimos días de Tucumbi. Dijo que “la lucha” comenzó el jueves 3 de octubre en el cantón Pujilí, luego de que el Gobierno anunciara las nuevas medidas económicas y laborales.
El lunes por la mañana, 79 miembros de la comunidad, entre estos Tucumbi, su esposa y tres hijos, decidieron viajar a Quito, para exigir que se eliminen las medidas económicas. Geraldo Sacatoro, otro dirigente indígena, dijo que una parte del trayecto de 113 kilómetros de distancia lo recorrieron a pie; otros tramos avanzaron en camión, camioneta o cualquier vehículo que asomaba.
El lunes, aproximadamente a las 22:00, llegaron a Quito y se instalaron en la Universidad Politécnica Salesiana. Martes y miércoles, Tucumbi participó de las marchas pacíficas.
Pallo contó que los días fueron reprimidos por la Policía con gas, caballos, agentes motorizados y perros adiestrados. “Como animales nos persiguieron”.
La noche del miércoles, cerca de las 18:30, los jóvenes indígenas “volvieron a la lucha”, comentó el dirigente. Esta vez, hubo enfrentamientos en las inmediaciones de la Asamblea Nacional y en los exteriores de las universidades Católica y Salesiana. La Policía arrojó gas dentro de estas instituciones y la ministra de Gobierno, María Paula Romo se disculpó por este hecho, pues allí se había instalado la zona de descanso de la organización
Pallo dijo que en medio de esta manifestación Tucumbi fue impactado por una bomba lacrimógena. “Según la información que tenemos, yo no estuve ahí, él ha estado a altura de Salesiana y ahí es que le disparan directo y le dan un disparo en la cabeza. Nosotros salimos corriendo, cada quien se escondía donde podía. Los señores policías apuntaban al cuerpo”.
Pallo recordó el caos y que hasta las 22:00 de ese miércoles los miembros de la comunidad estaban extraviados. Más tarde, Antonio Sacatoro, cuñado de Tucumbi, recibió una llamada telefónica de parte de un médico del Hospital Eugenio Espejo. El profesional le habló desde el teléfono de su cuñado. Informó que su pariente estaba muerto y que debían acudir a la morgue de esa casa de salud.
La familia y los miembros de la comunidad permanecieron en los exteriores del Hospital durante la madruga de hoy. Allí les confirmaron que era necesaria una autopsia antes de darle sepultura. Criminalística de la Policía, la Fiscalía y abogados de organizaciones sociales acudieron a ese sitio para verificar el procedimiento forense.
“Estamos muy adoloridos. Llegamos el lunes para luchar contra el Gobierno que no quiere saber nada de nosotros. Él murió por nosotros, por sus hijos y por su pueblo”, dijo Ángel Tucumbi, de 27 años, hijo de la víctima.
La ministra de Gobierno, María Paula Romo, se refirió sobre este suceso en una rueda de prensa. Afirmó que la causa de la muerte del ciudadano fue por una caída. “Tenemos la autopsia“, agregó. No explicó en qué circunstancias se produjo tal caída.