Desde el cerro del Carmen se puede apreciar cómo, entre Guayaquil y La Puntilla, se incrementa la acumulación de sedimentación en los alrededores del islote El Palmar. Foto: Mario Faustos / El Comercio
A inicios de diciembre, un informe preliminar reveló el aumento considerable de la sedimentación del río Guayas.
Esto representa un riesgo de inundaciones en Guayaquil y zonas bajas de la provincia, por el desbordamiento del afluente. Por ello se considera urgente el trabajo de dragado.
El prefecto Jimmy Jairala informó que “las condiciones en el río han cambiado de manera dramática”. Lo sustenta en que ahora se tiene que retirar alrededor de 4 millones de m3 de sedimentos en un tiempo no mayor a dos años y medio.
La preocupación es que hace cuatro años, un informe del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP), determinaba que se debía retirar 3,5 millones de m3 de sedimento.
El objetivo: no solo evitar inundaciones sino recuperar el canal de navegación. Al dragar el canal Este, entre La Puntilla y el islote, se busca tener al menos 2 metros de profundidad en marea baja y 5,5 metros en marea alta.
A tres días de concluir el año, Jairala se reunió con autoridades de la Secretaría Nacional del Agua (Senagua) y la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR). Les entregó un estudio actualizado, realizado por el MTOP para la segunda etapa del dragado.
Ante la premura del tiempo ambas instituciones están en etapa de revisión del documento para hacer observaciones.
Walter Solís, secretario nacional del Agua, informó que alistan el informe de viabilidad técnica, el cual estará listo a fines de este mes.
Este trabajo corresponde a la segunda etapa del dragado de la Cuenca del Guayas. Jairala advirtió que de no cumplirse a tiempo, de cinco a seis años, el sector de La Puntilla y el islote El Palmar estarán unidos en marea baja y alta.
Además, aguas arriba se volverían extremadamente inundables zonas de Daule, Santa Lucía, Salitre, la parroquia Los Lojas, que sería una de las más afectadas, y en un futuro, a sectores marginales de Guayaquil.
La falta de drenaje del río Daule en su desembocadura en el Guayas podría ocasionar –durante un fenómeno de El Niño, por ejemplo- un desbordamiento serio de aguas en varios cantones. Incluso el incremento de erosión a lo largo de la orilla del río Guayas traería consecuencias en Puerto Santa Ana, norte del Malecón 2000.
El problema no queda solo allí. También hay bajos en el afluente que se incrementan por la cantidad de sedimentos. Están a la altura de la antigua Cervecería; entre el puente Rafael Mendoza Avilés y la isla Mocolí; en el estero que separa la isla Santay de Durán; y a la altura de La Pradera, el Guasmo y Las Esclusas, estos tres últimos al sur.
El tema preocupa a autoridades de todo nivel.
El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, recordó que desde 1968 no se draga el río Guayas. “Se está poniendo en serio peligro no solo a Guayaquil sino a 27 ciudades de 8 o 9 provincias, es decir a toda la cuenca del río Guayas, la mayor del Pacífico Sur. En vez de hacerse obras faraónicas se debería dragar los ríos”.
Y advirtió la posibilidad de que ocurra una desgracia por la falta del dragado y del mantenimiento de los dos principales afluentes del Guayas: el Daule y el Babahoyo.
Por ello, Jairala anticipó que una vez conocidas las observaciones promoverá la conformación de una comisión técnica con la Senagua, la SNGR, los ministerios de Agricultura y del Ambiente, las prefecturas de Guayas, Los Ríos y Manabí, y municipios involucrados en la cuenca del Guayas.
De acuerdo con lo proyectado en la segunda fase, el material extraído servirá para el relleno hidráulico en zonas inundables de Durán como las cooperativas de vivienda Una Sola Fuerza, Nueva Luz, Nuevos Horizontes, Parque de la Herradura, Por un Futuro Mejor y Valle de los Lirios, ubicadas atrás de El Recreo. Además una parte podría ir para el relleno de la nueva etapa del parque Samanes, norte de Guayaquil.
Actualmente, la Unidad de Dragas de la Armada, por contrato con Senagua, trabaja en el dragado de la primera fase. Se retirarán 268 000 m3 de sedimentos que serán colocados sobre el islote El Palmar.
En estos trabajos se realizó una reprogramación al cronograma por el rediseño de la capacidad del islote. La cimentación, como estaba diseñada, no dio la capacidad para soportar los geotubos a instalar.
La fiscalización está a cargo de la Espol. Según Solís, la obra está en etapa de colocación de la cama de transferencia de cargas y el llenado de los minigeotubos en los extremos. El costo es de
USD 4,6 millones y la ejecución es a 16 meses.