Tres árboles del centro de Guayaquil quedaron con las ramas desnudas. Una poda antitécnica dejó sin nada de follaje a dos árboles de nim y un olivo negro en las calles Luis Urdaneta y Esmeraldas, en el centro de Guayaquil.
El hecho fue denunciado el 12 de julio del 2021 en las redes sociales luego que el Municipio de Guayaquil rechazara la tala de un árbol en el sector de Los Lojas, en el cantón Daule, derribado para cerrar una vía durante las protestas de los campesinos a inicios de esta semana.
El Municipio de Guayaquil rechazó la “drástica” poda, de “cortes incorrectos”, realizada en el centro de la ciudad por una contratista de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) sin la coordinación previa de la Fundación Municipal Guayaquil Siglo XXI, a cargo de la zona regenerada.
Andrea Fiallos, activista y presidenta de Fundación La Iguana, sostuvo que prácticas de poda antitécnicas como las presentadas esta semana ratifican la falta de un protocolo de arbolado urbano, un problema de vieja data, dijo.
“Los contratistas de todo tipo de organismos hacen lo que les da la gana, sin ser expertos en la poda de arbolado urbano. El mismo Municipio carece de orden, regulaciones y protocolos”, cuestionó Fiallos, cuya Fundación ha plantado 10 000 árboles en Guayaquil.
La activista indicó que el Cabildo debe emitir regulaciones y comenzar a capacitar a técnicos para evitar este tipo de “podas salvajes”. La mala práctica puede devenir en la aparición de plagas en los árboles de la zona, en mayor vulnerabilidad y en una pérdida para el patrimonio de la ciudad, sostuvo.
La Municipalidad informó que interpondrá una denuncia ante la Fiscalía para que se investigue el cometimiento de un delito ambiental. Y abrió un expediente administrativo para reclamar una compensación de hasta 10 salarios básicos unificados.
La CNEL informó en un comunicado que “el desbroce de ramas está amparado en la regulación de Arconel 001-18, que señala que la vegetación debe mantener un margen de distancia” de las redes eléctricas.
Fiallos apuntó además a una falta de planificación en el tipo de especies que se plantan bajo tendido eléctrico, al lado de edificios y de paso de buses o vehículos pesados. Y cuestionó el uso de especies “invasoras” o introducidas como el nim, en detrimento de los árboles nativos.
En el 2019 el equipo de la Fundación La Iguana entregó al Municipio un proyecto de ordenanza de árboles patrimoniales para proteger a 200 ejemplares catastrados en la ciudad, pero aún el Cabildo porteño no lo discute.