El helicóptero Argus del Cuerpo de Bomberos de Quito (CBQ) sobrevoló ayer a más de 2 800 metros sobre el nivel del mar en las 38 zonas sensibles a incendios forestales que se ubican en el Distrito Metropolitano.
Lo hizo como parte del Plan de Prevención y Respuesta para la época seca 2021. También para verificar en qué estado de vulnerabilidad se encuentran en la actualidad esos puntos una vez que ha comenzado oficialmente el verano en Quito.
Esteban Cárdenas, comandante del CBQ, informó que el objetivo es disponer de recursos y capacidades para responder efectivamente y evitar catástrofes. En lo que va del 2021 -acotó el oficial- se han reportado 259 emergencias por incendios. En el mismo periodo del año pasado fueron 776.
Asimismo, se busca que la comunidad se sensibilice sobre los problemas ambientales que se pueden ocasionar por la propagación del fuego a gran escala.“Tenemos listos los protocolos y hemos entrenado al personal para enfrentar la época de verano”, manifestó Cárdenas.
Durante el recorrido, los técnicos del CBQ indicaron que las principales causas de los incendios son las quemas agrícolas que se realizan principalmente en las faldas del Atacazo, el Pichincha y el Ilaló.
Por las ventanas del helicóptero se podía observar pequeños pedazos de terrenos incinerados por los agricultores para retirar maleza y abrir espacio para los cultivos.
Los técnicos indicaron que esa actividad genera una fuerte emisión de gases, especialmente de monóxido de carbono, lo que agrava el problema del calentamiento global.
Recordaron que una de las tragedias más graves se reportó en septiembre del 2018 cuando un voraz incendio destruyó 921 hectáreas del cerro Atacazo. Asimismo, otra zona sensible es la que corresponde al cerro Puntas, ubicado en la cordillera oriental de los Andes, al borde de la Reserva Ecológica Cayambe-Coca.
Se trata de una zona de difícil acceso en donde los vientos provenientes de la Amazonía avivan el fuego. Otra tragedia fue la del cerro Casitagua (Pomasqui) a inicios del 2020 que destruyó cerca de 280 hectáreas de vegetación.
Otro de los factores que pueden desencadenar un incendio forestal son las fogatas mal apagadas por los excursionistas que visitan montañas o por personas que acuden a parques. Los principales riesgos están relacionados con la temporada seca, cuando el viento puede llevar hojarasca o hierba seca hasta otro lugar donde puede iniciar un incendio.
Cárdenas destacó que en este año se han invertido USD 1,5 millones para darle mantenimiento al helicóptero Argus. También se compró equipamiento de última tecnología para combatir el fuego.
Por USD 400 000 se adquirieron botas y con 90 000 se compraron guantes. Se trajeron mochilas especiales que contienen equipos de comunicación, alimentos, una bolsa con agua, un pequeño tanque con oxígeno y más. Cada maleta vale cerca de USD 350.
Además, estarán operativos 300 vehículos entre ambulancias, motocicletas y otros. Se incorporaron 27 camiones para combatir incendios urbanos y forestales. En total, 986 funcionarios estarán operativos para apoyar en las emergencias. Más aún tomando en cuenta que en la época vacacional se inician las salidas a las zonas verdes cercanas.
Christian Rivera, gestor de riesgos de la U. Central, indicó que hay más radiación solar, poca humedad y vientos fuertes, lo que genera condiciones para propagación de incendios. Sostiene que la prevención es clave.
Recomendación
Quien decida visitar una montaña durante el verano, debe evitar encender fogatas si el clima es seco y está ventoso.
Si las condiciones son propicias, debe escoger un lugar abierto, lejos de árboles, hojas y ramas secas. Debe apagar el fuego con agua y tierra.
Los excursionistas deben recoger los desechos, sobretodo los de vidrio, debido a que el calor, que traspasa este material, podría generar chispas que luego se convierten en fuego.
Si una persona observa que alguien está jugando con fuego y tira una colilla de cigarrillos en el bosque, debe alertarlo inmediatamente al 911.