El nombre de Cristo del Consuelo estaba en la memoria de la gente de Guayaquil por dos cosas, su desenfrenado amor por la fiesta y su profunda devoción religiosa. Lo que se desconocía, por parte de la sociedad y de las autoridades, locales y nacionales, eran las necesidades y la marginalidad de la población.
El hacinamiento, la falta de oportunidades y el desempleo, convirtieron a este lugar el caldo de cultivo para el narcotráfico, el consumo de drogas y el crimen organizado.
Ahora el nombre de esta comunidad vuelve a boca de las autoridades de turno tras un ataque con explosivos que dejó cinco muertos, 17 heridos y al menos ocho viviendas dañadas.
Bailar para espantar las penas
Las calles de este barrio ubicado al sur de la ciudad de Guayaquil son el epicentro de la salsa en la ciudad. Cada fin de semana las fiestas comenzaban el viernes, algunas veces el jueves, y se extendían hasta que el cuerpo aguante. Hablar de Cristo del Consuelo era sinónimo de salsa bien bailada.
Su población, mayoritariamente afroecuatoriana, se tomaba calles al sonido de orquestas y de parlantes. El festival de la Calle Ocho, a dos cuadras del ataque con explosivos, era famoso. Incluso en pandemia, cuando la mayoría de la población estaba confinada, los habitantes del lugar desafiaron a la autoridad y siguieron bailando en las calles.
El licor y las drogas eran frecuentes en las fiestas, donde las disputas muchas veces se resolvían a tiros.
Fe a toda prueba
Así como los quiteños le rezan al Jesús del Gran Poder y los lojanos a la Virgen del Cisne, los guayaquileños son devotos del Cristo del Consuelo.
La imagen mide aproximadamente 1,80 metros de altura. Fue elaborada hace 60 años por el artesano cuencano Julio Quispe. Es una versión del cuadro del Cristo del Consuelo que se encuentra en el Santuario del Inmaculado Corazón de María en Madrid.
Desde el año de 1960 el Santuario de Cristo del Consuelo es la sede de la procesión, que se realiza los Viernes de Semana Santa. Hasta que se suspendió en el 2020 por la pandemia.
Este acto de fe religiosa se extiende a lo largo de 12 kilómetros y es una de las más numerosas del país.
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