Iván Fandiño y Mariano Cruz Cruz salieron a hombros en la Feria Señor del Buen Suceso

Iván Fandiño y Mariano Cruz Ordóñez recibiendo el cariño de la afición riobambeña, en la plaza de toros Raúl Dávalos. Julio C. Estrella / EL comercio

Con broche de oro triunfal terminó la Feria Señor del Buen Suceso. Sí que fueron excepcionales el ambiente, la buena entrada, el indulto del toro Sabueso de Campo Bravo y las dos facetas radiantes de un torero de la tierra que dio la talla de su expresivo arte, Mariano Cruz Ordóñez y otro diestro español que camina para figura, Iván Fandiño.
Tres orejas y un rabo se llevó Cruz, tres orejas Fandiño, Javier Conde no se acopló y fue pitado en su primero y silenciado en el cuarto. Se lidiaron tres toros de Campo Bravo, dos de Santa Martha y uno de El Pinar.
El quinto de la tarde, Sabueso, de Campo Bravo, de Luis Fernando García fue un gran toro que recibió un merecido indulto. Fue marcado con el número 68 y pesó 451 kilos.
El primer astado fue muy complicado, tuvo un pitón derecho imposible, y Javier Conde no se confió al finalizar la corta lidia escuchó pitos y algunas palmas.
En el segundo, que prometía más y tuvo fijeza, el diestro de Málaga tampoco logró acoplarse y fue silenciado. Los aceros fueron, una vez más, el punto más débil de su actuación.
Mariano Cruz Ordóñez salió muy dispuesto, primoroso saludo y variado con la capa hizo una labor de arte con derechazos y naturales de buen corte ante un toro que no tuvo maldad, pero tampoco humillaba.
[[OBJECT]]
Mató recibiendo de forma fulminante y recibió una oreja que le sirvió para predisponerse con su segundo.
El quinto del riobambeño cantó su bravura y clase desde la salida. Una larga cambiada de Mariano fue el preámbulo de estupendas verónicas rodilla en tierra, galleó para llevar al toro a la cabalgadura de Hernán Tapia, que lo picó de modo sobresaliente La competencia en los quites del vasco y el ecuatoriano puso a la gente en ese punto de vibración magnífico.
La faena, tras una lidia desordenada, tuvo pasajes extraordinarios de arte y calidad, Mariano se entregó y la gente se volcó con él, apreció al gran toro y pidió su indulto que fue concedido por la autoridad; lo que supuso inmensa alegría para el diestro que paseó las dos orejas y el rabo en medio del gran entusiasmo de la gente.
Iván Fandiño fue una vez más carta alta de presentación y mostró que apunta para figura. Excelente su inicio con lances de capa y quites apretados y valientes.
Solvente faena de derechazos de temple y valor cuando tomó la muleta con la mano izquierda, porque el toro era complicado.
La buena actuación fue rematada con una estocada de efectos fulminantes que quedó contraria y caída.
El poderoso sexto toro exigió al torero de Orduña a mostrar todas sus credenciales. Serio, valiente, Fandiño construyó una faena maciza de gran entrega y concepto torero. Terminó de una estocada tendida y cortó una oreja.
Gran puyazo del picador español Manuel Jesús Bernal que aguantó el poder del sexto toro. Fuerte puyazo de Hernán Tapia, aplaudido también como su compañero y otro puyazo destacado del Oso Ramos. Héctor Congacha, de Riobamba, pasó la prueba como subalterno profesional con altura ante un lote con exigencias.