A las 9:35 del jueves 23 de mayo de 2024, una explosión ocurrió en las calles S2G y Carpuela en la Urbanización Jardín del Valle, en el suroriente de Quito. El estallido, ocurrido en el interior de una vivienda ubicada en el segundo piso, destrozó las ventanas de la casa y lanzó vidrios al garaje de la residencia, donde se guardan unos 20 vehículos. Uno de los automotores sufrió daños en el parabrisas posterior.
Los vecinos alertaron de inmediato a los servicios de emergencia. Una ambulancia de una institución privada y una unidad del Cuerpo de Bomberos acudieron rápidamente al lugar para evaluar la situación. Mientras los bomberos analizaban las causas de la explosión, los residentes del sector se organizaron para limpiar los vidrios esparcidos por la calle y una casa contigua.
Tras la inspección, la sargento de Bomberos Esmeralda Marcarlla informó que la explosión fue causada por una deflagración porque conectaron mal el cilindro de gas que estaba en el exterior a la cocina que estaba en el interior, es decir, no había conexión. Lo que provocó que el gas se libere durante unas dos horas.
Sin percatarse del tema, la propietaria de la casa, una señora de 74 años, encendió la cocina y ocurrió el estallido. La mujer de la tercera edad sufrió quemaduras de segundo grado en las manos.
También resultó herido su hijo, con una cortadura en una extremidad inferior. Ambos fueron trasladados al Hospital Andrade Marín.
Una testigo, que prefirió mantener el anonimato, estaba en el automóvil que resultó dañado en el momento de la explosión. Relató que luego del estallido percibió un olor a gas.
La sargento Marcarlle recomendó que, ante el mínimo olor a gas, se evite encender cualquier aparato y se ventile el lugar. Además, que se informe a las personas que dejan el gas cómo son las uniones en caso de que sean ellas las que hagan la conexión.