La presencia de motorizados en la vía alertó a los ciudadanos que esperaban a las afueras del aeropuerto. Muchos sintonizaron las radios de sus celulares para mantenerse a tanto de los pormenores de la llegada del papa Francisco. Después del discurso ofrecido por el Sumo Pontífice sabían que en cualquier momento iniciaría su recorrido.
Jóvenes, adultos, ancianos, niños y adolescentes se amontonaron contra las vallas de seguridad para poder dar la bienvenida al Santo Padre, saludarlo y recibir su bendición. Finalmente, la delegación del Vaticano dejó las instalaciones del aeropuerto y se encaminó por la totalmente despejada E35, en sentido sur.
Como era de esperarse, Francisco -quien viajaba en la parte trasera de un auto Fiat color gris- con una gran sonrisa bajó la ventana para bendecir y saludar a los devotos que lo esperaban. A su paso las personas ondeaban banderas, gritaban su
nombre al unísono y se santiguaban.
Algunos optaron por correr tras el auto y ocurrieron un par de tropiezos y caídas, que frenaron por un momento el avance de la comitiva. En consecuencia, los oficiales de la Policía Nacional tuvieron que salir de su formación para contener a la multitud que avanzaba pensando que el Papa había decidió bajar del vehículo.