Los resultados del estudio que compara la cirugía de reducción del volumen pulmonar (CRVP) y la reducción broncoscópica de este volumen (RBVL) fueron presentados en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea, celebrado en Barcelona, España. Se trata de que los médicos y los pacientes elijan el mejor enfoque para tratar el enfisema, señalan los investigadores. El enfisema es una enfermedad pulmonar crónica que suele ser causada por el tabaquismo.
Las paredes de los sacos de aire (alvéolos) del pulmón se debilitan y se desintegran. Debido a ello quedan espacios de aire anormalmente grandes que permanecen llenos incluso cuando el paciente espira. Los síntomas son: falta de aire, tos, fatiga y pérdida de peso. En las personas en las que el daño pulmonar es desigual, el tratamiento dirigido a la peor zona de enfisema puede mejorar el flujo de aire. Se logra reduciendo el volumen del pulmón en un 20 o 30%.
¿Cirugía o procedimiento mínimamente invasivo?
La CRVP es una operación en el pecho para acceder a los pulmones y eliminar zonas afectadas por el enfisema. Con la RBVL, en cambio, el procedimiento se hace mediante una cámara de fibra óptica. Se introduce en los pulmones a través de la boca o la nariz. Se colocan unas válvulas unidireccionales en las vías respiratorias, lo que hace que el lóbulo pulmonar se desinfle casi por completo.
Sara Buttery, fisioterapeuta investigadora del Instituto Nacional del Corazón y el Pulmón del Imperial College de Londres (Reino Unido), explica que “se ha demostrado que ambos procedimientos producen resultados muy positivos en términos de función pulmonar, disnea, capacidad de ejercicio y calidad de vida”. “Hasta ahora no existía una comparación directa de ambos para poder tomar decisiones cuando una persona parece ser apta para uno u otro.
La reducción del volumen pulmonar por broncoscopia es una opción menos invasiva. Se suponía que era ‘menos arriesgada’ pero, hasta ahora, no había investigaciones sustanciales que respalden el procedimiento”.
En el ensayo, Buttery y sus colegas asignaron al azar a 88 pacientes. Con una edad media de 64 años para que recibieran la CRVP (41 pacientes) o la RBVL (47 pacientes). Los siguieron durante un año para estudiar los resultados.
“Ambos grupos mejoraron de forma similar un año después del tratamiento. La cirugía y el abordaje valvular produjeron reducciones similares del atrapamiento de gases y mejoras similares”, indica Buttery. Además, “ambos tratamientos también parecieron ser igual de seguros. Con solo una muerte en cada brazo del ensayo después de un año, a pesar de ser una población con enfermedad pulmonar grave”, subraya.
“Los resultados de este estudio serán importantes a la hora de elegir cuando una persona es apta para cualquiera de los dos enfoques. Proporcionan más pruebas sobre los resultados y los riesgos esperados”, destaca la investigadora.