Curiosa y confiada, la mapache se adentró por la pista del aeropuerto José Joaquín de Olmedo, de Guayaquil. El animalito empezó a recorrer la franja de cemento de 2,6 kilómetros de largo y 45 metros de ancho, paseándose ‘como Pedro por su casa’. Se dio la alerta y personal de rescate acudió para retirar al simpático mamífero. La mapache fue trasladada a Proyecto Sacha, en el norte de Guayaquil. Aquí se le realizó una inspección médica.
Los veterinarios se llevaron una sorpresa: una ecografía reveló que la visitante estaba preñada. “Seguramente cruzó el río y encontró un espacio en la pista para deambular”, señalaron miembros del Proyecto Sacha. Los expertos coordinaron con el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, para liberar a la futura madre en el Área Nacional de Recreación Parque Lago, en la vía a la Costa.
Urbanización creciente
La mapache madre es solo un ejemplo de cómo la fauna silvestre entra en contacto con el hombre. En Guayaquil y zonas aledañas, como urbanizaciones de Daule y de Samborondón, esto es cada vez más frecuente. Al existir bosques y zonas protegidas, así como extensas áreas de manglares, es común encontrar especies silvestres en el casco urbano.
En ocasiones se requiere que sean rescatadas. Quedan atrapadas o están en sitios donde corren peligro.
Cifras del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil (BCBG) señalan que entre enero y julio de 2022, el organismo ha atendido 351 emergencias con rescate de animales. “Los sectores donde son más frecuentes estos casos son vía a la Costa, Cerro Colorado, Bosque Protector Bosqueira, Bosque Protector Papagayo, Cerro Blanco y alrededores de la cordillera Chongón- Colonche”, indicaron voceros del BCBG a EL COMERCIO.
Entre las especies silvestres que más tienen contacto con el hombre están iguanas, zarigüeyas y serpientes. También aves, como lechuzas y garzas. Además, hay encuentros con especies menos comunes, como osos perezosos, cocodrilos, tigrillos y nutrias. La creciente urbanización, que se extiende cada vez más a bosques, montañas y manglares, hace más visibles a estas especies más a menudo, por la invasión a su hábitat.
Animales en la ciudad
En abril de 2021, un tigrillo fue golpeado por un vehículo en la urbanización La Rioja, en la parroquia La Aurora, de Daule. La comunidad dijo que la urbanización de la montaña causa que estas especies salgan de su hábitat. En mayo de 2022, a un oso perezoso se lo rescató de la copa de un árbol en La Alborada Etapa XI, en el norte de Guayaquil. El animal estaba a 22 metros de altura, por lo que se requirió el apoyo del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil (BCBG). El organismo de socorro acudió con un carro escalera.
El 25 de agosto, dos garzas blancas quedaron atrapadas en un canal natural alimentado por el río Daule, en la urbanización Metrópolis 2. Una de las aves se encontraba en el lodo con signos de cansancio, estrés y deshidratación. La segunda se encontraba colgando de un árbol, inmóvil. Los Bomberos rescataron a las garzas. A la primera se la hidrató y reaccionó de manera favorable. La segunda tenía enredada una cuerda en una de sus extremidades y la pata derecha presentaba una posible dislocación. Las trasladaron al Proyecto Sacha.
Meses atrás, en un parque de la ciudadela Guayacanes, norte de la urbe, fueron encontrados unos polluelos de garza, afectados por la tala de ramas de unos árboles. Las aves fueron llevadas al Proyecto Sacha. La doctora Eliana Molineros, directora de la fundación, explicó que estas garzas son características del manglar, del estero. “Guayaquil es supediversa en especies, nos rodean bastantes animales a los que les ha tocado adaptarse al crecimiento urbanístico.
En el caso de estas garzas, los árboles del parque no eran los adecuados para ellas, pero hallaron la forma de hacer ahí sus nidos”. Con ella coincidió Joel Álava, especialista de la Dirección de Ambiente del Municipio, durante el rescate de una iguana que había quedado atrapada entre dos paredes en la Cooperativa San Eduardo, en el norte de Guayaquil. El animal posiblemente salió del estero o descendió del cerro que colindan con la ciudadela. Esto explicaría su presencia en el lugar. “Debemos ser conscientes de que alrededor nuestro tenemos fauna silvestre y debemos respetarla”, señaló Álava.