El 14 de agosto, en Cali, se realizó la detención de un miembro de la red de narcotráfico. Foto: Cortesía de la Policía
Aparentaban ser turistas. Su equipaje era simple: una mochila y una maleta con ruedas. Nada en su apariencia llamaba la atención. No había armas ni grandes cantidades de dinero. Sin embargo, el propósito de su visita al país era coordinar y financiar el envío de toneladas de cocaína y marihuana hacia los Estados Unidos.
Se trata de cuatro emisarios del cartel de Sinaloa, quienes formaban parte de una red de narcotráfico con vínculos en México, Guatemala, Costa Rica, Colombia y Ecuador. Las Policías de los cinco países indagaron a los sospechos -dos colombianos, un guatemalteco y un mexicano- y a sus redes de apoyo, por más de un año.
En el país, los agentes detectaron la llegada de los emisarios en julio del 2017. Durante su visita, los siguieron a restaurantes, hoteles y playas.
También los vigilaron cuando abandonaron el país, en un vuelo desde Esmeraldas hasta la ciudad colombiana de Cali. Desde ese momento se activó una indagación internacional para su captura. El 14 de agosto fueron detenidas 38 personas en Ecuador, Colombia, Guatemala y México.
Pero la investigación contra esta estructura se inició en julio del 2017, cuando Antinarcóticos detectó la presencia de los narcotraficantes extranjeros en Manta y Portoviejo, en Manabí, y en San Lorenzo y Atacames, en Esmeraldas.
Esa fue la primera vez que el guatemalteco alias ‘Chema’ y un mexicano aparecían en el radar de la Policía ecuatoriana.
Los fiscales de cinco países establecieron que los emisarios compraban droga al grupo armado Gente del Orden, con presencia en Tumaco, departamento de Nariño(Colombia).
Grupos aliados coordinaban el envío de los cargamentos de pasta base de cocaína a Ecuador. Ya en el territorio, la sustancia se llevaba a dos laboratorios para refinamiento de cocaína, ubicados en El Carmen, Manabí, y en San Lorenzo, Esmeraldas (ahora están destruidos). Según la Fiscalía, estos tenían capacidad para refinar una tonelada de clorhidrato de cocaína cada tres días.
Paralelamente, alias ‘Chema’ y el emisario mexicano se reunían en Cali, Bogotá y Tumaco con otros dos miembros de la organización. Luego, los cuatro hombres pasaban el control fronterizo en Tulcán.
En ese sitio, los hermanos David, Eiver, Francisco y Fair (ahora detenidos) los esperaban para trasladarlos a San Lorenzo, Esmeraldas, Tonsupa, Manta y Portoviejo. En estas ciudades se hacían las negociaciones sobre los envíos de droga hacia Guatemala, en donde se acopiaba la sustancia. Luego se pasaba a México y finalmente la trasladaban a EE.UU.
La estadía de los extranjeros en el Ecuador fue de un mes. En ese tiempo siempre estuvieron escoltados con hasta 12 personas, según un agente encubierto. Pese a que tenían un anillo de seguridad, los narcotraficantes pasaban desapercibidos. Usaban pantalonetas, camisetas playeras, sandalias y gafas. Cada uno o dos días cambiaban de hotel, siempre de cinco estrellas, se movilizaban en carros de lujo y antes de llegar a un sitio enviaban a sus hombres a detectar la presencia de policías o enemigos.
Las reuniones las mantenían en restaurantes, cafeterías y en sus hoteles. Allí se contactaban con la gente que lideraba las redes de apoyo logístico: transportistas, lancheros, abastecimiento de químicos para refinar la droga, etc.
Según la investigación, en Ecuador estos emisarios financiaron el almacenamiento, refinamiento y envío de cocaína a través de cuatro rutas. Esto se hacía mediante lanchas rápidas y contenedores. También financiaban la compra de galones de gasolina, que eran llevados al sur de Colombia, desde donde partían otras lanchas cargadas con cocaína.
Según una fiscal, la detención de esta red se logró gracias a la coordinación internacional. “Uno no puede detenerlos solo por venir y conversar. Se necesitaba el delito y se impulsó este operativo transnacional”, agregó un agente.
El investigador señaló que el grupo estaba tan bien estructurado, que los emisarios llegaban a Ecuador con “lo justo”. El dinero que portaban les servía únicamente para pagar los hoteles y la movilización.
El pago a las redes de apoyo se realizaba mediante nexos y terceras personas. Así compran la mercancía, pagan a los lancheros, el combustible, la seguridad y las comisiones por el envío. “No llegan cargados de dinero en avionetas. Ellos manejan altas sumas mediante terceros, que tienen dinero en el Ecuador”, reveló un agente.
Para Carlos Alulema, director de Antinarcóticos, la presencia de emisarios mexicanos y de otros países no es nueva. Él sostuvo que el rol de los extranjeros es el de financistas, coordinadores y supervisores.
En contexto
Desde enero hasta el 19 de agosto, la Policía Antinarcóticos ha decomisado 42,5 toneladas de droga destinadas a mercados internacionales, y otras 9,1 toneladas para consumo interno. Solo el fin de semana pasado se detectaron 2,3 t de cocaína.