Miriam Cuvi y Jenny Caguana caminaron por un estrecho chaquiñán, abierto al filo de la montaña de la parroquia Simiatug, del cantón Guaranda.
Segundo Chimbo llevó a la doctora y a la enfermera hasta su casa, ubicada en el sector de Punta Loma, para que vacunaran a su esposa.
El viernes pasado, el hombre, de 64 años, acudió hasta el centro de la comunidad de Mindina de Simiatug, donde funcionan los puestos de vacunación anticovid y las brigadas móviles y fijas del Municipio y del Ministerio de Salud Pública.
De esa manera, se inmuniza a la población de la zona rural del cantón Guaranda.
Chimbo solicitó a los médicos que fueran a su casa en búsqueda de su esposa María Quishpe, de 62 años, porque no quería vacunarse. “He tratado de convencerla, pero no quiere”, contó desesperado.
De inmediato, un equipo de dos médicos e igual número de enfermeras se puso en camino.
Ellos recorren desde mediados de julio las comunidades indígenas y campesinas de Guaranda, en la provincia de Bolívar, para inmunizar a las personas que creen en los supuestos efectos adversos de la vacuna. Y también a quienes tienen problemas de discapacidad para movilizarse a los centros y subcentros de salud.
En el mes y medio de trabajo han vacunado a 6 400 personas con la primera dosis y han recorrido al menos 20 comunidades indígenas y campesinas, donde la mayor parte de la población vive dispersa y está alejada del centro urbano. Así indica un informe del Departamento de Salud del Municipio.
Gustavo Camacho, responsable de Salud del Cabildo, contó que, hasta la fecha, se han inmunizado a 700 personas de Mindina. “Lo complicado de este sector es que su población vive dispersa y, muchos de ellos, en lugares de difícil accesibilidad, por ello, nuestras brigadas deben recorrer hasta tres horas para llegar con las vacunas. Otro de los problemas con los que nos enfrentamos son los mitos sobre la inmunización, sin embargo, la FDA ha validado su eficacia y seguridad de las vacunas, lo que las hace aptas para ser aplicadas en el 100% de la población de 12 años en adelante”.
El plan es impulsado y financiado por el Municipio, para apoyar al Ministerio en el proceso de vacunación en este cantón. En esa brigada también están la enfermera Samanta Bravo y el tecnólogo Espíritu Yanchaliquín, quienes pertenecen al Ministerio.
El trabajo de los galenos se inicia a las 08:00 y se extiende, en ocasiones, hasta las 19:00. El equipo se reúne luego para efectuar análisis y tabulación de los resultados. El informe es remitido al Departamento de Salud del Municipio y al Distrito de Salud de Guaranda.
Cuvi, responsable de la brigada municipal, contó que lo interesante del equipo es que es bilingüe, es decir, que hablan español y kichwa. Eso les facilitó su labor. “Llegamos a las comunidades más abandonadas del cantón.
Al inicio fue complicado, debido a que la gente no quería vacunarse por falta de conocimiento, pero al hablarles en el mismo idioma y decirles los beneficios de las vacunas logramos convencerlos”.
La caminata de Cuvi y Caguana duró 30 minutos bajo el intenso sol de la mañana, hasta la pequeña casa de Chimbo.
Cuvi y el tecnólogo Yanchaliquín conversaron en kichwa para dar confianza a la mujer adulta mayor. Le contaron todo sobre la vacuna contra el covid-19. “Nosotros nos vacunamos hace seis meses y no nos hemos enfermado, estamos trabajando. Su esposo también está inoculado y está con buena salud”, comentó Cuvi.
La matrona, que vestía un sombrero de paño negro, se puso a pensar por un momento y se mantuvo en silencio.
En unos minutos permitió que le pusieran la vacuna. La enfermera Caguana, antes de aplicar la dosis en el brazo izquierdo, le preguntó si tenía gripe o si había tenido síntomas respiratorios; ella le respondió que no.
En la visita, la brigada también vacunó a su hijo Luis Alfredo, de 33 años. Él recibió la segunda dosis de Sinovac.
Con lágrimas, su madre contó que él no puede levantarse de la cama, porque tiene problemas en sus piernas y quedó paralizado. “Lo llevamos a Ambato, pero nos dijeron que no tiene nada y tuvimos que regresar a casa, pero necesitamos ayuda para saber qué es”.
En el retorno, los brigadistas caminaron hasta la vivienda de la familia Tibamlombo Sigcha, en el sector Mindina Chico, en busca de Edison, de 24 años, quien tiene una discapacidad intelectual. El joven estuvo acompañado por su hermana Patricia.
La joven, de 16 años, contó a los médicos que sus padres habían salido a trabajar en las labores agrícolas y que reciben el bono de USD 240 que entrega el Gobierno para cuidar a su hermano, con alimentación y la compra de medicamentos.
Esos son algunas historias que encuentra la brigada. Desde mañana, médicos y enfermeras caminarán nuevamente por las comunas para la aplicación de la segunda dosis.