La niebla espesa desaparece. Los primeros rayos del sol tiñen de dorado el extenso pajonal y descubren un paisaje rodeado de cascadas, cavernas, centros de adoración, manantiales y encañonados.
Así es la comuna El Tingo, a 8 km del centro de la parroquia Simiatug, en la provincia de Bolívar. Es un sitio también con decenas de talleres artesanales donde los campesinos tejen ponchos y anacos con lana de borrego.
El viento del páramo agita las chuquiraguas (flor silvestre) y a los grandes pinos que rodean el pueblo formado por un puñado de casas de cancagua, ladrillo y teja. Esta pintoresca comuna enclavada en la Cordillera de los Andes es el punto de partida hacia la aventura y la diversión.
A 3 600 metros de altitud, la quebrada Carnero Yata es la primera parada. Pedazos de roca gigante cubren una extensa área de pastoreo. Estanislao Aime, guía indígena, dice que estas se desprendieron de los farallones de roca que rodean a la comunidad integrada por 55 familias. Esto sucedió hace cientos de años.
La travesía continúa en ascenso. Es viernes. Los turistas Alonso Mesa y Édison Salazar prefieren avanzar a lomo de caballo hacia la fuente sagrada. Entre las rocas de la montaña Curco Yata brota el agua cristalina.
La próxima parada es la cueva Runa Say (descanso del hombre, en quichua). En ese sitio los expedicionarios descansan a 3 800 metros. Desde allí se avista a los curiquingues y tórtolas.
El cuerpo se llena de energía con el aire puro y la naturaleza, comentan los turistas.
El descenso no es fácil. Se realiza por un camino pedregoso que obliga a caminar despacio. Pero pronto llega la recompensa: la cascada Quishuar y luego el templo sagrado de la Virgen Paccha Camak. Simiatug es un sitio para los aventureros.
A tener en cuenta
Desde Ambato se toma la vía a Aguaján-Río Blanco. La carretera estrecha es asfaltada hasta la comuna Llangahua. Hay un cartel que dice: Simiatug 24 km.
Para llegar a la comunidad El Tingo, si va en vehículo propio, debe desviarse ocho km antes de la comuna Llangahua. Hay una vía de tierra.
Un bus de transporte de la cooperativa Ambateñita lo deja cerca de El Tingo. Este se coge en el Mercado Sur en Ambato. El pasaje cuesta USD 2.
En la reserva natural de El Tingo no se pueden encender fogatas. La caza está prohibida y no se permite el ingreso de bebidas alcohólicas.
Hay que llevar ropa abrigada, sombrero, abundante agua, chompa impermeable y zapatillas con suela labrada para una pisada firme.
El avistamiento de curiquingues y tórtolas es una práctica común en la zona. Por eso, es importante llevar binoculares y cámaras de vídeo.
Qué hacer allá
En la reserva se realizan caminatas, cabalgatas y acampar. Las carpas tienen que asegurarse bien en el suelo para evitar que se desprendan con el viento.
La temperatura promedio es de 12 grados en el día y ocho en la noche. En los macizos de roca se practica escalada sin cuerda, solo con equilibrio y habilidad.
El templo de la Virgen Paccha Camak es un sitio de visita y meditación. Más de 2 000 peregrinos llegan allí en octubre.
En la comuna El Tingo se puede solicitar a los guías la preparación de un plato con cuy asado, papas y salsa de maní y agua aromática de sulfillo. Cuesta USD 3.
Simiatug cuenta con el hospedaje Sisapamba para 18 personas. La noche cuesta entre USD 5 y 8. El desayuno y el almuerzo, USD 2.