Testimonio: 'Regresé a ayudar a mis familiares y vi cómo la montaña se los llevaba'

Los familiares de las víctimas del deslizamiento de la montaña, en Alausí, buscan a sus familiares que murieron enterrados por tierra y roca. Fotos: Modesto Moreta
Alejandra Molina es parte de una de las 50 familias que vivían en Nueva Alausí, un barrio populoso fundado hace más de 22 años. La joven llora desconsolada junto a sus dos hijos. Los tres se salvaron de morir milagrosamente la noche del domingo 26 de marzo del 2023, cuando parte de la montaña arrasó con las viviendas de este sector del cantón Alausí, en Chimborazo.
También desaparecieron sus vecinos y otras familias de los barrios Pircapamba, La Esperanza y Bua. Según las autoridades, al menos 60 personas están desaparecidas.
En esta tragedia murieron de la familia de Molina: los padres, abuelos, un hermano, la cuñada y su sobrina ‘la gatita’ como le conocían de cariño. “Nos quedamos solos no tengo a nadie de mi familia, es doloroso. Por qué no logramos salir todos a tiempo”, repite sollozando una y otra vez.
Listos con las maletas y no salieron
El día del deslizamiento de tierra y rocas, Molina se encontraba junto a sus seres queridos con las maletas listas para partir, pero de pronto el suelo se movió como que fuera un terremoto. –Les dije a mis hijos que corrieran. Regresé a ayudar a mis familiares y vi como la montaña se los llevaba. Yo avancé a salir, no sé cómo. Me enredé entre los cables, me cayeron piedras, no sé ni cómo salí.
Pasaron tres noches y dos días de la tragedia y no ha recibido ningún tipo de ayuda para recuperar los cuerpos de sus seres queridos. Todos los días camina desde la casa de su prima, en el centro de Alausí, donde está hospedada temporalmente hasta la zona cero. La joven se sumó a otros vecinos que buscan a sus familiares.
Con un pico y una pala remueven la tierra, excavan huecos, sin ningún resultado. Lo único que pide es que le ayuden a encontrar los cuerpos de sus seres queridos. “Son siete los que están. Hay familias completas que murieron enteradas, vecinos, amigos y conocidos”.
Molina llegó a vivir en el sector a los siete años y ahora tiene 28. Ella conocía a todos sus vecinos y desde el domingo no los ha vuelto a ver.
Mi hermana murió con sus siete hijos
A pocos pasos no deja de llorar Manuel Zeas. Por un instante hace un alto a sus labores de búsqueda de su hermana y sus siete sobrinos, quienes murieron tapados por la montaña. Se seca las lágrimas y continúa removiendo la tierra con un pico.
Su casa estaba aquí, señala con su mano derecha, donde estoy cavando, insiste. Él salió cinco días antes que ocurriera el deslave. Arrendó dos cuartos donde vive junto con su esposa y dos hijos. “Tuve un sueño y en el miraba como la montaña se venía encima de la gente, por eso me fui del barrio Nueva Alausí, le conté a mi hermana y no quiso salir. Tampoco pensé que ese sueño se cumpliera”.
El domingo 26 de marzo del 2023, en la mañana, fue nuevamente a la casa a pedirle que desalojara la vivienda y que venga a vivir temporalmente conmigo, pero no quería. La mujer era viuda, su marido falleció en un accidente y se quedó con siete hijos. “Ven conmigo ahí nos acomodamos pero no te quedes”.
Por la falta de dinero no logró arrendar un cuartito y siempre que le pedía que se autoevacuara no quería. Zeas no ha dejado de ir a la zona cero los tres días, desde que ocurrió el deslizamiento, con su herramienta de trabajo.
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