La inversión apuntó a la regeneración de Manabí tras el terremoto

El centro de Bahía de Caráquez fue uno de los más afectados por los daños que causó el sismo en edificios y casas. Esa zona aún no ha sido regenerada por completo. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

El centro de Bahía de Caráquez fue uno de los más afectados por los daños que causó el sismo en edificios y casas. Esa zona aún no ha sido regenerada por completo. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

El centro de Bahía de Caráquez fue uno de los más afectados por los daños que causó el sismo en edificios y casas. Esa zona aún no ha sido regenerada por completo. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

La plaza central de Portoviejo luce parterres amplios, sin cables de servicio eléctrico tendidos entre postes y una vía adoquinada. Al igual que este sitio, 11 cuadras del centro de la capital manabita fueron regeneradas urbanísticamente.

La reconstrucción en esta urbe fue parte de las obras que han avanzado tras el terremoto de 7.8° Richter que el 16 de abril del 2016 afectó principalmente a Manabí y Esmeraldas.

El vicealcalde de Portoviejo, Carlos Vázquez, recordó que en el 2015 esta administración ya empezó consultorías de proyectos y que tras el sismo se actualizaron y ejecutaron. “Se atrajeron más de USD 135 millones desde el Banco Europeo de Inversiones que se sumaron a la Ley de la Solidaridad”.

Esos recursos sirvieron para obras como los parques La Rotonda y Las Vegas y la regeneración urbana. También se invirtió en el mercado 1 de la ciudad, que se llamará Plaza Central, y se levantó el mercado de la parroquia Calderón. Actualmente se desarrolla el plan Prisa, que soterrará cables de luz.

En Portoviejo hay otros proyectos que están por empezar. Entre ellos consta la remodelación del Palacio Municipal, cuya primera fase asciende a USD 5,5 millones. También la construcción del centro comercial minorista número 1 para 450 comerciantes, con una inversión de USD 13 millones. Con ello, se reubicará a los trabajadores que están en las calles Alajuela y secundarias.

Vázquez agregó que habrá un financiamiento con el BID, el BEI y la Agencia Española para el plan de agua potable para las parroquias rurales. “Es quizás el más caro anhelo de esta administración”.

El cementerio general está en una última fase porque el Banco Europeo de Inversiones solicitó un estudio del manejo de restos mortuorios.

En Manta, el desarrollo posterremoto se evidencia desde la Terminal Portuaria de Manta (TPM). Ahí se han invertido USD 35 millones. Roberto Salazar, presidente de la TPM Manta, recordó que entre las principales obras constan la extensión del muelle internacional número 2, que permite un atraque de 300 metros. También se dragó en 13 metros la zona para marea baja.

A la entrada de El Matal se instaló uno de los albergues de Jama. Tres años después, se construyó allí un reasentamiento donde viven 108 familias. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.

Por ese puerto se han transportado 903 000 toneladas métricas en el 2017 y el año pasado subió a 1 millón.

El alcalde manteño, Jorge Zambrano, consideró que tras el sismo se efectivizó la regeneración urbana, dotación de servicios y se atrajo al sector privado. Un plan de desarrollo que tomó fuerza en el 2017.

No obstante, el Alcalde reconoció que varias obras ocasionaron malestar entre los ciudadanos. Lucía Fernández, presidenta de la Cámara de Comercio de la urbe, refirió que una de las grandes deudas ha sido el impulso a pequeños y medianos comerciantes.

En el norte de Manabí, los espacios vacíos donde hace tres años había construcciones son una imagen recurrente en los cantones Pedernales, Jama, San Vicente y Sucre. Allí la reconstrucción ha sido lenta, aunque las cuatro ciudades tienen aceras nuevas, parques arreglados y un mejorado sistema de agua potable.

Sin embargo, en esas ciudades los trabajos de soterramiento del cables eléctricos se han retrasado y aún no se construyen los hospitales de Pedernales y Bahía de Caráquez, que también atenderán a pacientes de Jama y San Vicente.

En Pedernales, epicentro del sismo, culminaron los trabajos de agua potable, en los que se invirtieron USD 24 millones con fondos de la Ley de Solidaridad. Sin embargo, hay obras pendientes como el alcantarillado, la construcción del edificio municipal, el hospital, un malecón, entre otros.

George Murillo, alcalde (e) de Pedernales, señaló que se dotó de agua a 29 comunidades de la zona rural, se construyó el centro comercial Pedernal, el muelle pesquero para Cojimíes y la terminal terrestre. Con recursos propios se construyeron 96 obras. “Se priorizó la zona rural para que no haya migración y el campo siga produciendo”.

La reactivación productiva ha avanzado más rápido. El centro de la ciudad tiene al menos 30 negocios reconstruidos, 10 nuevos locales y un mercado de mariscos.

Jama luce renovado. En el centro se construyó un parque en el que se invirtieron USD 700 000. De las 3 000 familias damnificadas, 2 600 fueron reasentadas en proyectos habitacionales.

En Bahía de Caráquez, la situación es más desalentadora. Unas 10 familias del barrio Pedro Fermín Cevallos aún durmiendo en carpas, en la calle. En las noches luchan para que los ratones no entren a las carpas. Al frente está la vivienda que se destruyó con el sismo.

Hasta este año, en Bahía se han invertido USD 51 045 918, en vivienda, saneamiento, vialidad, entre otros planes. La reactivación económica empezó a moverse en los últimos seis meses. Los comerciantes que migraron a otras ciudades retornaron. Sin embargo, ellos piden más garantías.

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