Los comerciantes informales se apoderaron de los alrededores de las plazas y mercados de Ambato, Riobamba y Latacunga. Eso genera inseguridad en estas zonas.
Los días de feria son de mayor movimiento. Al menos 6 000 comerciantes informales recorren las calles de las tres ciudades e instalan sus puestos improvisados en los alrededores de las plazas y mercados, ofertando calzado, legumbres, hortalizas y ropa. También venden artesanías y frutas.
Los operativos no son suficientes para controlar los robos y la ola de vendedores que, incluso, se enfrentan con palos a la Policía Nacional y a los agentes de control. Por ejemplo, Ambato es una de las ciudades afectadas, especialmente los lunes, miércoles y viernes, días de feria.
Un informe del Departamento de Servicios Públicos del Municipio local señala que esos días, 3 000 informales, la mayoría de otras provincias, llenan las calles y avenidas. Los martes y jueves disminuyen a 1 500.
Álvaro Mantilla, director de Servicios Públicos del Municipio de Ambato, cuenta que los mismos clientes se oponen a los operativos de control. Explica que a inicios de marzo se inició un estudio para conocer el número real de informales. También quieren saber su procedencia y qué tipo de productos venden. El informe estará listo el 28 de marzo. Mantilla dice que con los resultados se adjudicarán los 800 puestos disponibles en las 21 plazas y mercados de Ambato. La idea es ordenar la ciudad y sacar a los vendedores que se ubican en las calles Tomás Sevilla, Juan Benigno Vela, avenida Cevallos, Espejo y otras.
Una realidad diaria
La falta de los operativos para desalojar a los vendedores afecta el negocio de Luz R. La mujer de 50 años tiene una tienda de abarrotes en la calle Tomás Sevilla. Cuenta que se toman las veredas y cierran el paso a su local. Afirma que los días de feria debe enfrentarse con los informales para que abran paso a sus clientes. “La gente prefiere comprar los mismos productos en las calles. No hay ningún control”.
El experto en seguridad, Fernando Haro, explica que la aglomeración a causa del comercio informal y la falta de cultura de la gente hacen que estas zonas se conviertan en inseguras. La presencia policial en la zona es importante porque permite que bajen los robos. Recomienda, además, que en estos lugares no se saquen los celulares o se camine con joyas. Asimismo, se debe trabajar en la reubicación de los mercaderes.
Dos capitales enfrentan también la situación
Algo similar ocurre en la ciudad de Riobamba. Según las autoridades de control, al menos 1 500 mercaderes venden sus productos el sábado, que es día de feria. En el resto de la semana no superan los 700 comerciantes entre nacionales y extranjeros. Geovanny Bonifaz, director de Servicios Municipales del Cabildo, afirma que en las 11 plazas, mercados y un centro comercial popular con los que cuenta la ciudad trabajan alrededor de 5 840 comerciantes catastrados. Entre enero y febrero de este año se entregaron 100 espacios a vendedores informales.
En Latacunga, en cambio, al menos 1 400 informales caminan o fijan sus puestos en las calles y cerca de las plazas y mercados, especialmente cuando hay feria. El número baja a 700 en otros días. La calle 5 de Junio y los alrededores del mercado El Salto son inseguros por el alto tránsito vehicular y los robos.
A pesar del control municipal es imposible desalojarlos. Si la gente no comprara en la calle las ciudades serían más ordenadas”, dice Byron Cárdenas, alcalde de Latacunga. Hay 300 espacios en los centros de expendio que serán adjudicados a los vendedores.