Las iglesias de Cuenca recibieron a cientos de familias católicas que llegaron a participar de las eucaristías, este domingo 1 de mayo del 2022. Fue un día como cualquiera de los últimos dos años: todos con mascarilla y la desinfección de manos en la puerta principal de ingreso.
Como siempre, la Catedral de la Inmaculada Concepción, ubicada en el Centro Histórico de Cuenca fue la más visitada durante toda la mañana. En este lugar se realizan misas cada hora. En las tres puertas de acceso estaban grupos de trabajadores que revisaban los protocolos de bioseguridad, como el uso de la mascarilla.
“El Gobierno dejó abierto a voluntad de las personas que usen o no el tapabocas. Yo lo seguiré utilizando y no sé hasta cuando, porque tengo sembrado en mí el miedo al contagio, porque lo vivimos en mi familia”, dijo Samantha Gómez, de 58 años.
La mujer participó la mañana de este domingo en una de las eucaristías con sus dos hijas y tres nietos. “Nosotros aún llevamos el alcohol para desinfectarnos las manos. Estamos vacunados, pero hay gente que no lo ha hecho y de ellos debemos cuidarnos porque pueden propagar el virus”, dijo.
La Catedral limitó ingreso a turistas en las misas
Cada misa se celebró con templo lleno e incluso personas de pie y otros hacían fila para confesarse. Unos entraban y otros salían. Muchas eran de la tercera edad, cuyos hijos aprovechan los domingos para llevarlos a misa, como acostumbraban en su juventud.
En la puerta principal los empleados solo permitían el ingreso de las personas que iban a escuchar la celebración eucarística. “Los turistas podrán pasar al terminar la misa para evitar las aglomeraciones”, dijo una empleada del templo.
Casi los mismos protocolos se vivieron en las iglesias de San Francisco, El Carmen de la Asunción, Santo Domingo, San Alfonso, Sagrado Corazón, San Blas, María Auxiliadora, San Sebastián, entre otras ubicadas en el Centro Histórico.
En las calles, centros comerciales, transporte público, sitios turísticos, entre otros espacios, casi todos siguen usando la mascarilla, que fue símbolo de la prevención del covid-19 durante estos dos años de pandemia. Por miedo o por responsabilidad, se mantiene su uso y eso es bueno, dijo el intensivista cuencano, Fernando Ortega.