Con la llegada de temperaturas más frías y cambios climáticos en distintas regiones del Ecuador se han documentado efectos en el estado de ánimo y la salud mental de la población.
En Quito, por ejemplo, para la noche del 20 de marzo y la madrugada del 21 de marzo de 2025, se espera una disminución de la temperatura, con valores entre los 7 y 12 grados centígrados.
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Frío, lluvias y la salud psicológica en Ecuador
Emilio Carrillo, docente de psicología clínica, explica que investigaciones en neurociencia y psicología han
demostrado que el clima influye en el bienestar emocional, afectando el equilibrio bioquímico del cerebro y la regulación del estado de ánimo.
Ecuador, a pesar de estar ubicado en la zona ecuatorial, experimenta variaciones climáticas debido a fenómenos meteorológicos como El Niño y La Niña.
Esos elementos alteran los patrones de temperatura y precipitaciones. Estas fluctuaciones pueden provocar no solo efectos físicos, como un aumento en las enfermedades respiratorias, sino
repercusiones en la salud mental.
El impacto del frío en el cerebro y la salud mental
Estudios han demostrado que la exposición a temperaturas bajas está asociada con la disminución de serotonina, un neurotransmisor clave en la regulación del estado de ánimo.
El experto refiere que en ese contexto se puede generar sentimientos de tristeza, fatiga y desmotivación. En algunos casos, incluso, contribuye al desarrollo del Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Se trata de una condición reconocida por la Asociación Americana de Psiquiatría.
El impacto del frío presente en la Sierra de Ecuador
En Ecuador, el impacto del frío puede sentirse de forma primordial en la Sierra, donde las temperaturas pueden descender, inclusive, por debajo de los 5°C en ciertas épocas del año.
Emilio Carrillo detalla que las noches heladas y la reducción de horas de sol pueden contribuir a un incremento en los síntomas de depresión y ansiedad, afectando el rendimiento académico y laboral de las
personas.
¿Qué pasa en la Costa con los cambios del tiempo?
En la Costa, en cambio, aunque el frío es menos extremo, la humedad y las lluvias prolongadas también pueden influir en el estado de ánimo y aumentar la sensación de letargo y aislamiento.
El experto agrega que la menor exposición a la luz solar disminuye la síntesis de vitamina D. Esta desempeña un papel crucial en la producción de serotonina y dopamina.
De ahí que, la deficiencia en esta vitamina ha sido correlacionadas con un mayor riesgo de depresión y ansiedad.
Este fenómeno, dice el docente universitario, es particularmente preocupante en zonas urbanas donde la gente pasa gran parte del día en interiores y con escasa exposición al sol.
Estrategias para mitigar los efectos del frío
Exposición a la luz natural: se recomienda pasar al menos 30 minutos al día al aire libre o utilizar lámparas de espectro completo en interiores.
Ejercicio físico: estimula la producción de endorfinas y serotonina, mejorando el estado de ánimo. El ejercicio regular tiene efectos comparables a los de algunos antidepresivos.
En Ecuador, actividades como caminatas en parques, ciclismo o incluso baile pueden ser opciones accesibles para combatir la fatiga emocional inducida por el clima.
Alimentación balanceada: consumir alimentos ricos en omega-3, como el pescado, así como aquellos que favorecen la producción de serotonina, como el plátano y el chocolate negro, ayuda a regular el estado de ánimo.
En Ecuador, alimentos tradicionales como la quinua, el aguacate y los frutos secos pueden contribuir a un mejor equilibrio emocional.
Técnicas para los efectos del frío en la salud mental
La meditación y la terapia cognitivo- conductual son opciones para reducir el impacto del frío en la salud
mental. El aislamiento es uno de los factores que agravan los efectos psicológicos del frío.
Mantenerse en contacto con familiares y amigos, participar en actividades comunitarias y fortalecer la red de apoyo son estrategias esenciales para combatir la soledad y el decaimiento emocional.