Ecuador, debido a su ubicación geográfica es altamente vulnerable a eventos climáticos adversos, por lo que los desafíos que presenta son únicos. Y, si a esto se suma que los cambio climáticos que hoy ocurren son más extremos, los pronósticos del clima cobran mayor importancia.
Tras la sequía del 2024 y el saltó a una temporada intensa de lluvias y tormentas, las alertas tempranas de eventos adversos no pueden subestimarse. Los sectores productivos dependen, en gran medida, de la precisión y anticipación de estos pronósticos para mitigar los impactos de eventos climáticos complejos.
Pero no hay que olvidar que el aporte de servicios hidrometeorológicos tiene un impacto positivo en la economía de cualquier país. Esto permitiría tomar decisiones mejor informadas a las autoridades y a los sectores estratégicos, productivos, turísticos, sanitarios, entre otros.
El sector agrícola, por ejemplo, es particularmente vulnerable a las variaciones climáticas. Las inundaciones y sequías pueden devastar cultivos, afectar la seguridad alimentaria y la economía rural.
Los pronósticos agro metereológicos, que el Inamhi reactivó en febrero de 2025 permiten a los agricultores planificar mejor sus siembras y cosechas. También se logra optimizar el uso del agua y tomar medidas preventivas para proteger sus cultivos.
Este pronóstico- que se publica lunes y jueves- es un aliciente y un insumo para un sector que en cada invierno afronta calamidades. Estos reportes, que deberían extenderse a diario, permitirán anticiparse y gestionar los riesgos de manera más eficiente.
En el sector pesquero, las alertas tempranas sobre condiciones meteorológicas adversas son cruciales para la seguridad de los pescadores y la sostenibilidad de las capturas. Las tormentas y los cambios en las corrientes marinas pueden afectar la disponibilidad de recursos pesqueros. Además ponen en riesgo la vida de quienes dependen del mar para su sustento.
La capacidad de Inamhi para proporcionar pronósticos precisos para cada sector aún es limitada. Esto se debe a los recortes presupuestarios y, por ende de personal, de la última década. Sin embargo, ayudaría en el caso de los pescadores a planificar sus salidas y a evitar situaciones peligrosas.
El turismo, otro pilar de la economía ecuatoriana, también se beneficiaría de pronósticos climáticos específicos para zonas turísticas. Los visitantes buscan destinos seguros y agradables, y la capacidad de anticipar y comunicar condiciones climáticas adversas puede influir en sus decisiones de viaje.
Además, los operadores turísticos pueden ajustar sus ofertas y servicios en función de las previsiones meteorológicas. De esta forma mejoraría la experiencia del visitante y minimizan las cancelaciones y pérdidas económicas.
Por otra parte, el sector sanitario también se afecta por las condiciones climáticas. Las olas de calor, las lluvias intensas y las inundaciones exacerban problemas de salud pública, como enfermedades transmitidas por el agua y vectores. Los pronósticos del Inamhi permitirían a las autoridades sanitarias prepararse y responder de manera más efectiva a estos desafíos, en zonas específicas.
El gobierno entrante debería apuntalar el servicio de pronósticos y alertas hidrometereológicos del Ecuador. Y para esto debe fortalecerlo con mejor tecnología, técnicos y apoyarse en la academia. Sin contar que más de 100 estaciones están cerradas por la falta de recursos.
Casos exitosos en otros países demuestran la eficacia de los sistemas de alerta temprana. En Colombia, por ejemplo, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) implementó sistemas avanzados de monitoreo y alerta temprana. Esto es clave para la gestión de riesgos en un país con una geografía y clima diversos.
En conclusión, los pronósticos y alertas de eventos climáticos son una herramienta indispensable para la gestión de riesgos y la planificación en diversos sectores productivos.
La inversión en tecnología y la mejora de la capacidad operativa del Inamhi también fortalece la resiliencia del país frente a los desafíos climáticos.
Hacen falta decisiones estratégicas para apoyar y fortalecer al Inamhi, desde lo público y lo privado. Solo así se garantizará que este instituto continúe desempeñando su papel en la construcción de un Ecuador más seguro y eficiente.