La clase empezó a las 19:30. Con botella de agua y una toalla para el sudor las cerca de 400 personas que participaron en una rutina más de bailoterapia estaban listas.
La cita fue, como cada martes y jueves, en el Parque Intergeneracional, ubicado en el sector de Los Rosales. Ahí, el instructor Patricio Constante y una ayudante dirigen la clase que dura una hora y media.
La rutina incluye, a más de los pasos de baile, palabras de motivación que ayudaban a que los bailarines no perdieran la energía. Y nunca lo hicieron.
Al comienzo todo fue emoción, adrenalina y ganas de bailar. Con el pasar de los minutos se sentía el cansancio y el sudor que brotaba por todo el cuerpo. Pero el cambio de ritmos impidió bajar la intensidad.
Primero fue un reggaetón que obligó a todos a bajar -flexionando las rodillas- “hasta abajo”. Luego ritmos con más son, electrónicos, salseros, bachatas y lambadas.
María Palta, de 39 años, fue una de las asistentes. “Sí es bueno. A ratos se complican (los pasos) pero sí se puede. La bailoterapia es muy desestresante, ojalá fuera todos los días”. Mientras ella bailaba se preocupaba por seguirle los pasos a la acompañante del instructor y no perder su propio ritmo.
Las escasas gotas de lluvia que cayeron después de la clase refrescaron a los agotados bailarines. A eso se sumó una naranja helada que algunos compraron a un vendedor que llegó al parque con un costal lleno de estas frutas.
Según Constante, en una sesión de bailoterapia de una hora se pueden quemar desde 400 hasta 1 200 calorías. “La bailoterapia es uno de los deportes que hoy en día está logrando mermar el estrés de las personas, también ayuda a mejorar la resistencia cardiovascular y a tonificar los músculos”.
Constante imparte estas clases en Los Rosales desde hace más de un año. Asegura que “la respuesta de la gente ha sido excelente”, y que incluso les falta espacio.
La bailoterapia la puede realizar cualquier persona de todas las edades. Lo único indispensable para iniciar y al finalizar una clase es el calentamiento. Así lo asegura el instructor del Gimnasio Panamericano, Cristian Ponce.
“Debe haber calentamiento y estiramiento de brazos, codos, piernas y cintura para no tener algún desgarre o fracturas por un mal movimiento”. Lo recomendable, agrega, es de cinco a diez minutos antes y de cinco a ocho minutos después de la sesión.
En el gimnasio donde Ponce es el instructor se imparte la bailoterapia los días lunes, miércoles y viernes. A cada clase acuden cerca de 30 personas. Cada sesión tiene un valor de USD 3 diarios o 30 por todo el mes.
Los esposos Édison Pérez e Irene Pachacama asistieron juntos a las clases en Los Rosales, y se ubicaron en las primeras filas. “Es una iniciativa muy buena para toda la gente que trabajamos, porque no tenemos mucho tiempo y por el horario”, dice Pérez. “Nos sentimos muy relajados después de bailar”, agrega Pachacama.
Ponce dice que, a más de quemar calorías, la bailoterapia sirve para quitarse cargas de estrés acumuladas durante el día. “La idea es distraerse un momento, salir de la vida sedentaria, y por supuesto por salud. Yo les digo a los que vienen, bailen y olvídense de todo aquí”.