Galo tiene 7 años y estudia en el Centro de Educación Intercultural Bilingüe Río Mankusas, de la parroquia San José, cantón Tiwintza, en Morona Santiago. Las paredes y el piso de tabla de las dos aulas están deteriorados. La cubierta de zinc tiene filtraciones y los pupitres son viejos.
En ese ambiente, por tres días a la semana, reciben clases más de 30 niños, entre ellos Galo. “Volver fue divertido, porque juegan y aprenden más, pero los espacios no son adecuados”, dice María Antuan, madre de familia, en Tiwintza.
Según un documento del Instituto Nacional para la Evaluación y Educación, las infraestructuras son uno de los elementos importantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje y están relacionadas con el confort, seguridad y calidad.
Las Unidades Educativas Paccha, El Valle y Turi, en parroquias rurales de Cuenca, trabajaron en mingas con padres de familia para arreglar y pintar las aulas. “Como dicen, es una manito de gato para que los niños se sientan mejor”, dijo Rosa Zárate, de Paccha.
Los jefes de hogar de Mankusas, poblado shuar en la cordillera de Transcutucú, también trabajaron en los arreglos de la escuela. Este poblado carece de vías carrozables, agua potable, alcantarillado y no hay conectividad a Internet.
En el país, casi toda la infraestructura educativa pública necesita intervenciones de menor o mayor nivel, principalmente las de la Costa y Amazonía, por el clima y el abandono de estos casi dos años de la pandemia por el covid-19.
El Ministerio de Educación (ME) categorizó a los planteles por el nivel de los daños: en rojo están los precarios, que necesitan reconstrucción profunda. Por eso, 72 329 estudiantes no pudieron regresar a clases presenciales.
En amarillo están los que necesitan mantenimiento preventivo-correctivo; y en verde, los de arreglos menores. La escuela de Galo está en amarillo, al igual que la de Tiriats, 31 de Enero, San Antonio, Puerto Morona, San Miguel, Ankuash y San Juan Bosco, de la misma parroquia.
Estas necesitan el arreglo de pisos, cubiertas, baños o de los pupitres. “Acá nos mata el abandono educativo antes que el covid-19”, dice Antonio Jimpikit, padre de familia del cantón Tiwintza. “Las aulas están muy afectadas, pero mandamos a nuestros hijos porque en casa no aprenden nada”, comentó otra madre de familia.
La próxima semana viene mobiliario para 50 planteles bilingües, dijo Juan Carlos González, director distrital del ME en Morona Santiago. Según la ministra de Educación, María Brown, este año destinarán USD 150 millones para arreglo de infraestructuras, de los cuales USD 17 millones ya invirtieron en convenio con municipios.
Hay planteles en color amarillo que necesitan más de USD 1 millón. Aquí están casi todas las Unidades del Milenio de la Amazonía, que tienen las cubiertas y tumbados deteriorados, y los sistemas de conducción de agua casi colapsados, pues las tuberías son delgadas y se saturan rápido.
El alcalde de Tiwintza, Wilfrido Calle, contó que en 2021 recibieron más de 25 solicitudes para el arreglo de planteles, entre ellos la Escuela Río Mankusas y Río Panía. Solo atendieron cinco pedidos, con una inversión de USD 40 000, por administración directa.
Las escuelas unidocentes Cayamas y 27 de Febrero, a más de tres horas de la cabecera cantonal, en la frontera con Perú, fueron dos de las beneficiadas. Allí cambiaron las tablas del piso y paredes.
Según Calle, los niños están contentos con las mejoras. “Como Municipio, no podemos atender todas las demandas porque solo manejamos un presupuesto de USD 4,5 millones anuales.