Antes de que aparezca el covid-19 estaban en la escuela, en sexto o séptimo de básica. No vivieron su paso a la secundaria como los estudiantes de otras generaciones. Y este lunes 7 de febrero del 2022, los alumnos de octavo y noveno se encontraron cara a cara, por primera vez, con los protagonistas de esta nueva etapa de sus vidas: sus compañeros y profesores.
Al preguntarles qué sienten, la respuesta más común es “nervios”. Lina, de octavo, dice que no fue antes a clases presenciales para protegerse del covid. Confiesa que no quería asistir este lunes porque tenía miedo de no poder contestar las preguntas de sus profesores o no ser capaz de hacer algún trabajo. “No entendí muchas cosas en clases virtuales y por eso no aprendí bien”.
Pero tiene un plan. Aprovechará que está en el aula, frente a sus profesores. Allí Lina dice que pondrá más atención para recuperar sus aprendizajes. No solo por lo académico la estudiante se siente nerviosa. “Es la primera vez que veo a tantas personas”.
Ariana también pisó su colegio por primera vez este lunes y se siente nerviosa. Cuenta que su familia prefería que siga en casa para evitar un posible contagio. Pero dice que aplicará todas las medidas de bioseguridad para cuidarse y se esforzará para que le vaya bien en esta nueva etapa.
En su unidad educativa, la Luciano Andrade Marín, hay 635 estudiantes de básica superior (octavo, noveno y décimo). Los alumnos asistirán al plantel en la jornada matutina, mientras que por la tarde llegarán los chicos de bachillerato. La rectora, Digna Cóndor, señala que cada aula acoge de 35 a 40 estudiantes y que son lo suficientemente amplias. En la institución, el 91% de menores ya se encuentran inmunizados, señala.
Además de nervios, Carla también se siente emocionada por conocer a sus compañeros de octavo de básica. Los define como “nuevas personas”, ya que, aunque se conectaban juntos a clases, no los había visto nunca de frente. Y tampoco volvió a ver a sus amigos de la escuela, que terminó en medio de la pandemia.
Fuera de las clases virtuales, la estudiante solo tenía contacto por WhatsApp con una compañera. Pero para hacer más amigos dice que es necesario ir al colegio. “Virtualmente es muy difícil”.
Desde este lunes, la asistencia es obligatoria para todos los alumnos desde octavo de educación general básica (EGB) hasta tercero de bachillerato, de todas las instituciones educativas que ofertan estos niveles. Lo mismo se dispuso para las zonas rurales, desde primero hasta último año de colegio. Mientras, para los estudiantes de primero a séptimo de EGB, la asistencia se mantiene como voluntaria.
En una de las aulas de noveno año, del Luciano Andrade Marín, los estudiantes empezaron la jornada con el dibujo del mapamundi para ubicar los continentes. La docente de Estudios Sociales, Silvia Quilachamín, dice que los alumnos están emocionados de volver a las aulas.
Como maestros, señala que las expectativas también son positivas. Además, dice que la asistencia voluntaria hacía que algunos alumnos de un mismo salón estén en desventaja. “Es mejor darles clases aquí en el aula, que nos vean y vayamos avanzando junto. Aprenden más”.
Sebastián asistió a su aula de noveno de básica, también por primera vez desde que empezó la pandemia. Dice que no se acogió al retorno voluntario para proteger a su abuela de 75 años. Aunque piensa que todavía no era tiempo de ir a clases presenciales, por el peligro de contagio, el chico cree que es positivo para su aprendizaje.
Para la docente de inglés, Viviana Félix, en instituciones fiscales como esta es indispensable la asistencia presencial de todos, ya que las condiciones económicas de los estudiantes dificultan mantener el contacto por falta de conectividad. “Hay alumnos a los que hemos visto una o dos veces en todo un año escolar”.
En todo el país, este lunes 7 de febrero retornan a las aulas más de 1,4 millones de estudiantes, dijo el viceministro de Educación, Andrés Chiriboga. La asistencia es obligatoria para básica superior y bachillerato en todos los sostenimientos (fiscal, fiscomisional, municipal y particular), recordó. Además dijo que en el régimen Costa- Galápagos la asistencia será voluntaria hasta el final del año escolar.
Los estudiantes que, por motivos debidamente justificados, no puedan asistir a clases deberán comunicarlo a sus instituciones. Chiriboga dijo que esos casos serán tratados de manera individual.
De 1 457 instituciones educativas que hay en Quito, 1 117 retornan a clases presenciales, lo que implica un total de 370 000 alumnos, señaló Enrique Pérez, subsecretario de Educación de la Zona 9.