Los libros de literatura, medicina, derecho, cuento, ciencia y tecnología son los que más leen los ambateños. Las edades van desde los 4 hasta los 60 años.
Eso ubica a la capital del Tungurahua, junto con Guayaquil, como la metrópoli donde el 77% de la población tiene el hábito de la lectura. Aquel indicador corresponden a la encuesta efectuada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En los colegios de la ciudad, un alumno lee de dos a cinco obras durante el año lectivo. Una de las evidencias está en la Biblioteca de la Ciudad y la Provincia, ubicada en las calles Sucre y Castillo, en el centro de Ambato.
Allí, todos los días 500 personas investigan, leen y consultan una parte de los 80 000 libros que se reparten en las cuatro plantas del edificio del ex Banco Central del Ecuador.
La mayoría corresponde a estudiantes de escuelas, colegios y universidades de la Sierra Centro. Rita Cáceres, encargada del archivo del Consejo Provincial, explica que la demanda creció en los últimos tres años.
“En el 2008, con la instalación de la biblioteca virtual, el número de lectores bajó. Pero con el incentivo a los maestros para que envíen a sus alumnos a investigar y a leer, la demanda creció”.
En las consultas, los estudiantes emplean de uno a cuatro horas al día. “Ese tiempo es bueno, una persona debe dedicar una hora diaria a la lectura para ampliar sus conocimientos”.
Para Cáceres, eso impulsó a los jóvenes a la autopreparación antes de ingresar a las universidades. Despertó la costumbre de la lectura de obras de Juan Montalvo, Gabriel García Márquez, lenguaje y compresión verbal y más.
Casi todo los días, Nicole Bustillos, de 12 años, acude a la biblioteca. Estudia en el Noveno de Básica del Instituto Superior Bolívar. En su escritorio tiene cinco textos. Indaga sobre la biografía de los autores de los cuentos clásicos.
Su abuelo Ramiro López fue quien despertó el interés por la lectura en la niña. De pequeña le leía cuentos y la Biblia. Cada día, ocupaba dos horas para la lectura. “Mi abuelito me pide que le lea un libro antiguo que él guarda y otras obras que se encuentran en la biblioteca familiar”.
Eso ayudó a Nicole a mejorar sus conocimientos y a cometer menos errores ortográficos.
Édgar Castellanos Real, rector del ISTB, indica que, pese a que Ambato está entre las ciudades mejor posicionadas en la lectura, hay fallas en la educación de los niños. “Los padres deben ser los primeros maestros”.
En los centros educativos, a través del área de Lenguaje y Literatura y de acuerdo con el currículo educativo, los maestros motivan a los alumnos hacia la lectura.
Durante el año, leen uno hasta cinco libros. Castellanos asegura que “en el área de Ciencias Sociales se da más énfasis a la lectura. La idea es que los jóvenes desarrollen su inteligencia para evitar el fracaso en las universidades”.
Ciudades intelectuales
El INEC encuestó a 3 960 jóvenes de 16 años en adelante en Ambato, Cuenca, Quito, Guayaquil y Machala. Ambato y Guayaquil son las ciudades con el más alto índice de lectura.
El 26,6% ecuatorianos no dedica tiempo para leer. De ellos el 56,8% no lo hace por falta de interés y el 31,7% por falta de tiempo, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos.
Édgar Castellanos Jiménez, escritor ambateño, dijo que es alentador que Ambato esté en los primeros lugares de las ciudades donde más se lee. Para Castellanos , se debe analizar la calidad de obras y autores que se leen para conocer el nivel cultural de cada persona.
Testimonio
Steven Vaca / Estudiante Pío X
‘Los maestros nos ayudan en el hábito de la lectura’
En el centro educativo, los maestros incentivan a que nos acostumbremos a leer.
Por eso es que, además de los que nos envían, dedicamos el tiempo a leer otras obras.
Eso nos ayuda a desenvolvernos mejor. La lectura nos ayuda en el desarrollo académico, de lenguaje que se requiere en la educación actual.