El desempleo fue el impulso para emprender en el mundo

Las personas esperan afuera de un banco de Bogotá en busca de trabajo, en medio del brote de coronavirus.

Más de 30 millones de latinoamericanos buscan empleo sin opciones de conseguirlo. Son 5,4 millones más que en el 2019.
A esa desalentadora conclusión llegó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el informe anual Panorama Laboral 2020. La causa principal es la severa crisis económica ocasionada por el covid-19.
En 10 meses de pandemia en el 2020, se perdieron las fuentes de empleo creadas en los últimos 10 años. Nunca ha existido más desempleo en la región y la incertidumbre generada por el aparecimiento de variaciones del virus, los rebrotes y la débil recuperación económica hacen más pesimistas las expectativas. La previsión de la OIT es que el desempleo regional siga creciendo y pase del 10,6% en el 2020, a 11,2% en este año.
Detrás de esas cifras hay historias de depresión y ansiedad porque esta crisis sanitaria y económica tomó por sorpresa y los pocos ahorros o las liquidaciones -si las hubo- ya se van evaporando.
En medio de esta situación, hay quienes han buscado alternativas como iniciar un emprendimiento, principalmente vinculado con la alimentación o delivery. Son los denominados proyectos de supervivencia, pero la mayoría -al no tener una estrategia clara o producto con valor agregado- solo tienen a su familia o amigos como sus clientes y su duración en el mercado ha sido o será efímera. Para evitarlo es necesario asesorarse.
Eso ocurrió con 100 profesionales azuayos que se quedaron sin trabajo. Son economistas, químicos, abogados y otros profesionales con experiencia laboral. En abril pasado, el Centro de Emprendimiento de la Universidad de Cuenca les enseñó a desarrollar herramientas colaborativas, uso de la tecnología, innovación y formación de negocios. La capacitación se efectuó de forma virtual.
El método colaborativo promueve el intercambio de bienes y servicios, a partir de un enfoque de solidaridad, beneficio mutuo y ahorro.
Esta colaboración ha surgido y se ha desarrollado en épocas de crisis como la actual. En la actualidad, ellos impulsan una caja de ahorro para autofinanciarse y se asesoran en función de sus conocimientos.
El 2020 es uno de los años con mayor creación de emprendimientos en el mundo y es el resultado propio de una crisis. Ecuador no es la excepción. En total, 3,6 millones de ecuatorianos iniciaron sus emprendimientos, de acuerdo con el Monitor de Emprendimiento Global.
En el ámbito global hay historias alentadoras. Más de la mitad de las compañías que forman parte de la lista Fortune 500 surgieron en medio de una crisis económica y lo hicieron como proyectos.
Incluso, 89 empresas tecnológicas ingresaron este año al selecto grupo de las denominadas firmas unicornio, que valen más de USD 1 000 millones y aparecieron en la recesión del 2007. Ahora, el emprendimiento está llamado a ser uno de los grandes motores de la recuperación.
Las mayores opciones están relacionadas con el comercio electrónico, salud, educación, entretenimiento, inteligencia artificial, energías renovables, consultoría tecnológica y logística y transporte. Para los expertos, el 2020 fue un año de resiliencia y grandes oportunidades, porque las personas se adaptaron a las nuevas circunstancias para seguir buscar opciones y los emprendimientos tuvieron en la tecnología a una nueva ventana para promocionarse.
Eso ocurrió en Chile, por ejemplo. Maximiliano Alonso vendía una torta a la semana antes de la pandemia y en el confinamiento optó por compartir sus conocimientos en TikTok. De forma paralela, su pareja Camilo Elzo perdió su empleo como tripulante en Latam. Mediante las redes sociales impulsaron su emprendimiento y recibieron pedidos de famosos, como la ‘tiktoker’ e ‘influencer’ Ignacia Antonia Hernández y en noviembre abrieron su tienda de postres.