A la estación multimodal de El Labrador llegan cinco rutas de alimentadores, de sectores del norte de la capital. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
El planteamiento de la Empresa de Transporte de Pasajeros de cambiar el modelo actual de administración del servicio de alimentadores tambalea. Mientras la entidad lanzó concursos para contratar operadoras para 20 de las 38 rutas que trabajan en este sistema, los transportistas se han negado a participar.
Esta semana venció el plazo para aplicar para una de esas rutas, pero Mauricio Peña, gerente de la empresa, informó que nadie se presentó.
El gremio ha anunciado que tampoco se presentará para las demás rutas porque, según Jorge Yánez, dirigente de las 15 operadoras que alimentan al Trole, la Ecovía y el Corredor Suroriental, ya tienen un contrato de concesión vigente hasta el 2027.
Yánez explicó que han conversado con la Secretaría de Movilidad, a través de una comisión, para subsanar la polémica que se inició la semana pasada, cuando la Empresa de Pasajeros anunció que se impondrían nuevas reglas para la prestación de este servicio.
Actualmente, 256 unidades llevan pasajeros desde distintos barrios hasta las estaciones y paradas Río Coca, Guamaní, El Recreo, El Capulí, La Magdalena, El Labrador, Morán Valverde, Quitumbe y España. Estos concursos fueron ingresados de forma escalonada y el vigésimo vencerá el 14 de mayo. Los demás no se abrieron, pues a partir de esa fecha, Mauricio Rodas entregará la Alcaldía a Jorge Yunda.
El nuevo modelo, planteado por la empresa, establece la obligatoriedad de transmitir información del GPS de cada bus y del contador de pasajeros hacia el centro de monitoreo de la entidad. Así se podrá evaluar que las unidades cumplan de forma estricta con sus rutas, frecuencia, paradas, etc.
El Municipio también pidió que los oferentes demuestren que el personal de cada operadora está afiliado al Seguro Social y que sean las empresas, a través de un sistema de caja común y un sistema tecnológico, las que recauden el pasaje.
Actualmente, la tarifa de transporte es de 25 centavos y no cubre totalmente el servicio. A diferencia de los transportistas convencionales, los alimentadores no reciben la compensación que entrega el Municipio. Por eso, la propuesta de la Empresa de Pasajeros es correr con el pago del saldo, que se calculará con base en los kilómetros que recorre cada bus y el costo de la ruta, más el promedio de recaudación de los pasajes.
Peña dice que detectaron que con el actual modelo, al que considera arcaico e inadecuado, hay espacio para la defraudación. Por eso, el modelo fue observado por la Contraloría General del Estado.
Peña subraya que los operadores no son dueños de rutas, pero que han planteado que el contrato debería adjudicarse bajo régimen especial, como proveedores únicos para cada ruta, lo cual no es posible. Esto ocurrió a pesar de que, según Peña, la propuesta de este cambio ya fue analizada entre técnicos y transportistas desde hace ocho meses.
Estos cambios ahorrarían a la empresa USD 1 millón, cada año. Pero el gremio considera que ese monto en realidad significaría no poder pagar sueldos a los ayudantes de los 256 buses que movilizan a 4,6 millones de pasajeros al mes en el norte y sur de Quito.
Jordan Vega es estudiante y espera que los cambios sean para un servicio más moderno. Para él, subirse en un alimentador es mejor que ir en un bus regular, porque puede esperar en una parada segura para ir de una estación municipal a su casa y elegir un bus menos lleno.
La idea de convocar a un concurso fue para formalizar los pagos. Ahora, se hacen a través de un convenio de pago y no de un concurso. El gremio también cree que un contrato brinda mayor seguridad jurídica, pero Yánez señala que su propuesta es trabajar en una adenda al contrato de concesión de ruta que tienen con la Secretaría de Movilidad, y que fue renovado en el 2017.
César Arias, experto en movilidad, dice que el Municipio debe definir rutas, itinerarios y controlar que los concesionarios cumplan con el servicio. En las manos del Cabildo está resolver el problema, que podría ser incluso contar con alimentadores propios.
Cita el caso de Guayaquil, que ya tiene un sistema de control computarizado. Entonces, el Municipio debe controlar y no pedir a los operadores habilitar los sistemas para ello.
Juan Guachamín suele usar alimentadores en el sur y señala que, en general, los conductores cumplen con las paradas. Pero que el problema suele ser el exceso de pasajeros. “Parece que van muy llenos y vamos como papas. Los conductores nos tratan igual que en los otros buses. En eso no ha mejorado el servicio”.