Así es el espectáculo del ballet Lgbtiq+ que nació en Quito

Los participantes relucieron en el escenario y no solo por el brillo que se colocan en la barba para actuar. Foto: cortesía

Era la primera vez que un grupo transformista ecuatoriano participaba en un festival internacional. En el backstage, 11 personas se despojaban de su ropa masculina y se vestían con faldas coloridas mientras se arreglaban para presentarse en el teatro Calima, en Cali, Colombia. 

El grupo iba a presentarse en el festival Ellos en las faldas del folclor. Se trata de una iniciativa que tiene como objetivo rendir homenaje a la equidad e igualdad de género a través de actividades artísticas, en especial, el transformismo.  

Entre brillos y colores, bases y pintalabios, los bailarines se arreglaban para representar a Ecuador frente a un público totalmente nuevo. Interpretaron tres danzas: La Bruja, un baile mexicano; Cayambe Diverso y Karisisa (en kichwa) que significa Flor de hombres. 

Los participantes relucieron en el escenario y no solo por el brillo que se colocan en la barba para actuar, sino por su esencia y por su trabajo. “Fue una experiencia muy bonita” dijo Edison Anchundia, director de la compañía de danza, cuando recordaba su actuación del 2021. “Fue el inicio de algo grande”. 

Ecuador de Colores se presentó en el festival Ellos en las faldas del folclor. Foto: cortesía

Un ballet incluyente

Ecuador de Colores, Ballet Varieté es la primera compañía Lgbtiq+ de danza transformista ecuatoriana. Nació hace dos años con el objetivo de ser un refugio y un espacio incluyente para todos aquellos jóvenes de la comunidad que buscan explorar la danza mestiza, republicana e indígena de una manera diferente.  

Su propuesta escénica es vestirse como la comunidad femenina de las danzas que interpretan, como un arte contestatario que quiere romper estereotipos frente a la heteronormatividad impuesta por la cultura y sociedad. Anchundia explicó que se sienten orgullosos de ser parte de un país pluricultural y a la par, ayudar a esa minoría a través de actividades artísticas y culturales.   

A las 22:05 entramos a un cuarto abarrotado de trajes, máscaras, y colores, muchos colores en la Casa Somos San Marcos, en el centro de Quito. Mientras el bailarín Marco Antonio Holguín arreglaba y desempolvaba el vestuario, el resto de sus compañeros comparte sus historias.

“Este es mi espacio seguro, me gusta maquillarme, de hecho, soy el que más se demora”, dice Jaime Guachamín, director de vestuario y bailarín, con una sonrisa de oreja a oreja. “Yo soy comerciante, pero para mí lo más complicado es conseguir recursos para las presentaciones que tenemos”, cuenta Eric, otro integrante del grupo.  

“Este es mi espacio seguro, me gusta maquillarme, de hecho, soy el que más se demora”, dice Jaime Guachamín, director de vestuario y bailarín. Foto: cortesía

Para Ecuador de Colores, Ballet Varieté lo más importante es prepararse de la manera correcta para interpretar a una mujer “en su máximo esplendor”. “Aprender a maquillarse fue un proceso que costó tiempo y productos", comenta Edison.  

“Este tipo de agrupaciones, con un corte transformista, tiene una preparación diferente. Y esto implica un trabajo muy fuerte. Actualmente tardamos cerca de dos horas. "¿Sabes cuál es el proceso?” pregunta. A la par, responde: “Primero perdemos las cejas, con una pasta especial. Hacemos los ojos más grandes, nos ponemos pestañas y afinamos el rostro” ¿Y con la barba? “Pues no a todos nos gusta quitarnos la barba, entonces le dimos un toque especial, ponernos brillantina en la barba. Nos encanta”.  

Sostenibilidad económica, el desafío

La compañía ha cambiado de directores y bailarines durante los dos años de trabajo, por recursos o tiempo. Aunque es un espacio creado principalmente para jóvenes de la comunidad Lgbtiq+, también hay mujeres. 

“¿Sabes cuál es el mayor miedo de las personas nuevas que entran? romper con el “yo” masculino para poder convertirse en una mujer en el escenario. Para nosotros lo más importante es ser femeninos, mas no afeminados en nuestras actuaciones. Buscamos representar a una mujer en su máxima expresión, pero no exagerar la femineidad” asegura el Director. “No queremos ofender a nadie, solo representar nuestra cultura”. 

Ecuador es el país que más latente tiene el transformismo en Latinoamérica. Se ha interpretado desde hace muchos años, con la Mama Negra o las guarichas. Los bailarines defienden que “la danza y el transformismo no tienen género. El arte es para todos”. Además, Anchundia menciona que los vestuarios y coreografías que exponen no son proyectados de una manera ofensiva o transgresora. 

“Ni el Municipio de Quito ni ninguna empresa privada auspicia a grupos artísticos de esta comunidad. Oenegés (Organizaciones No Gubernamentales) se dedican a contratar estos grupos, pero no siempre generan suficientes recursos monetarios”, cuentan los bailarines. 

“Esa es la razón por la que muchos se van, porque no es prioridad para ellos gastar dinero en un traje, y es totalmente entendible”, sostiene Anchundia. De allí que, para la compañía de danza, el reto más grande que tienen día a día son los recursos.

Los integrantes explican que no todos pueden permitirse comprar el material que necesitan para sus obras y que su trabajo también es tocar puertas para poder tener ingresos de empresas privadas. Danilo Manzano, director de Dialogo Diverso, una organización no gubernamental que promueve los derechos de la comunidad Lgbtiq+, cuenta que dan incentivos económicos y los contratan en eventos con pagos justos. Dice que “muchas personas piensan que por ser gestores culturales su trabajo es gratis, y no es así”. 

Ecuador de Colores se ha presentado distintas veces a lo largo de su trayectoria en teatros y festivales en Quito, Riobamba, Chimborazo y Guayaquil. En noviembre de 2022 participaron en el primer encuentro latinoamericano de artes transformistas y tienen una invitación en Cali, Colombia

“Recordamos con gran cariño nuestras actuaciones. Hemos llorado y nos encanta maquillarnos”, cuenta Jaime. “Ver a la gente aplaudiendo es lo más bonito que nos llevamos de nuestro trabajo”. El apoyo que el grupo ha recibido demuestra que el baile “no tiene género”. Sobre todo, destacando a aquellos que están entre brillos, faldas y barbas. 

Para Ecuador de Colores, Ballet Varieté lo más importante es prepararse de la manera correcta para interpretar a una mujer “en su máximo esplendor”. Foto: cortesía
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