USD 1 400 millones se recaudaron de la Ley Solidaria para la reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto del 16 de abril del 2016. Foto: Juan Carlos Pérez/ EL COMERCIO
Por principio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) no otorga créditos para la reconstrucción o para obras específicas, como sí lo hacen bancos de desarrollo como el Banco Interamericano de Desarrollo o la CAF Banco de Desarrollo de América Latina. Los préstamos del FMI sirven para fortalecer la balanza de pagos de un país y se evidencia en un aumento de las reservas.
A raíz del terremoto del 16 de abril del 2016, que afectó a las provincias de Manabí y Esmeraldas, el Gobierno ecuatoriano dijo que utilizará una línea de crédito del FMI para afrontar los costos de la reconstrucción en ambas provincias. Ese préstamo se aprobó el 8 de julio del 2016 en el Directorio Ejecutivo del FMI y se registró en el Banco Central en agosto del mismo año. El monto ascendió a USD 364 millones, con vencimiento en cinco años, 39 meses de gracia y una tasa de interés cercana al 1,05%.
El exministro de Finanzas, Fausto Herrera, explicó este 17 de abril del 2017 que los recursos otorgados por el FMI no entraron a las cuentas del Ministerio de Finanzas o al presupuesto del Estado, sino al Banco Central del Ecuador para fortalecer las reservas del país y así atender los desequilibrios en la balanza de pagos generados por el terremoto.
Según la página web del FMI, una de sus “funciones medulares es suministrar préstamos a los países miembros afectados por problemas efectivos o potenciales de balanza de pagos”. Y añade que “a diferencia de los bancos de desarrollo, el FMI no financia proyectos específicos”.
Herrera hace énfasis en señalar que el crédito del FMI fue para atender problemas de balanza de pagos. “Cuando se presenta una emergencia en un país, el Fisco afronta mayores gastos que demandan mayores importaciones y eso puede desequilibrar la balanza de pagos”, añadió.
Entonces, ¿se utilizó o no el crédito del FMI para el terremoto?
Herrera explica que sí, pero indirectamente, pues el FMI no presta para proyectos específicos.
El mecanismo utilizado es simple. Los recursos del FMI ingresaron al Banco Central, cuyas reservas aumentaron desde agosto del 2016. Luego, Finanzas emite Cetes (Certificados de Tesorería) u otro tipo de papeles que son comprados con las reservas del Banco Central. De hecho, ese tipo de operaciones han sido frecuentes.
Solo entre enero y marzo del 2017 el Banco Central realizó transferencias por USD 500 millones mensuales a Finanzas a través de operaciones de liquidez. De esta forma Finanzas obtiene recursos que ingresan al Presupuesto del Estado y se asignan para cubrir los gastos de la reconstrucción en Manabí y Esmeraldas.
Los recursos obtenidos para financiar la reconstrucción suman alrededor de USD 2 400 millones y solo por la Ley de Solidaridad se han obtenido unos USD 1 400 millones. “Hay unos 1 000 millones que salieron de algún lado: créditos o del Presupuesto del Estado”, dice Herrera y añade que “Finanzas puede colocar Cetes por USD 300 millones al Banco Central y asignar esos recursos para la reconstrucción. Indirectamente se están utilizando los recursos del FMI”.