La Subsecretaría de Educación de la zona 8 entrega fichas pedagógicas en los planteles, a los padres de familia. Foto: cortesía Ministerio de Educación
Anthony comenzó su segunda semana de clases en el angosto patio de su casa en el Barrio Cuba, en el sur de Guayaquil. Ayer, 8 de junio del 2020, vía WhatsApp, recibió un audio con el saludo de su maestra. Y de inmediato otro con el Himno de su colegio, que entonó con solemnidad.
“En esta semana hablaremos de las emociones. En la actividad uno escribirán en sus cuadernos qué entienden por emociones…”, explicaba la docente. Pero de inmediato la atención del chico de noveno de básica se desvió. “Mami, ya mismo se acaba el Internet”.
La pandemia por covid-19 dilató el arranque del año escolar en el ciclo Costa-Galápagos, previsto inicialmente para abril. El 18 de mayo comenzaron algunos particulares bajo la modalidad virtual. Y el pasado lunes se incorporaron 1,9 millones de estudiantes del sistema fiscal en clases no presenciales dentro del plan Aprendemos juntos en casa. Este incluye plataformas digitales, programas de radio y televisión o la entrega de guías pedagógicas impresas.
El acceso a través de Internet ha generado problemas, en especial en las zonas urbano marginales y rurales. Ayer, 8 de junio, la ministra de Educación, Monserrat Creamer, señaló que esta es solo la primera fase y que ya se analiza una segunda etapa de “retorno progresivo” a las aulas, con estrictas medidas de bioseguridad y distanciamiento.
Aún no hay fechas definidas ni para la Costa ni para la Sierra. Pero la subsecretaria de Educación de la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), Alexandra Higgins, adelantó que entre 15 días y un mes se hará una evaluación para establecer un cronograma, bajo la modalidad semipresencial.
“Cuando se retomen las clases no va a ser como antes. Si en un salón hay 40 alumnos, un día irán 20 en un horario y en otro día, los otros 20. La idea es dejar el espacio suficiente entre las bancas y que no haya aglomeraciones”, dijo durante un enlace de Facebook.
Planteles se preparan
Algunos planteles particulares vienen analizando opciones y protocolos de regreso a las aulas desde mayo. En la Unidad Educativa Lemas, en el norte de Guayaquil, los salones están vacíos. Los cerca de 1 500 alumnos siguen en clases virtuales pero ya ensayan la separación y reducción de las bancas por cada grado. “Partimos de experiencias como la de Alemania, que aplica un plan de retorno de manera racional y con protección; Uruguay comenzó la semana pasada. Hemos analizado el ambiente de seguridad para nuestros alumnos. Jamás podríamos poner en riesgo su salud”, dice Víctor Hugo Calderón, director corporativo de Lemas.
El establecimiento maneja un promedio de 30 alumnos por curso. Si se confirma el regreso, Calderón detalla que cada salón se dividirá en dos grupos, que acudirán de manera alternada hasta completar 10 días al mes, comenzando con cuatro horas y media al día.
“No solo es posible volver, es necesario, porque hay otra pandemia de la cual debemos estar prevenidos y es el tema emocional en los niños, afectados por el aislamiento”, agrega el directivo, quien además recuerda que en Guayaquil los casos covid-19 siguen cayendo.
Las medidas de bioseguridad, como el uso obligatorio de mascarilla, son recordadas durante las clases en línea, una modalidad que seguirá para los padres que prefieran continuar así el resto del año.
Los modelos
La ministra Creamer confirmó que la educación virtual, por radio y televisión llegó para quedarse. Estas modalidades serán reforzadas y se mantendrán incluso en la tercera fase planeada por la Cartera de Educación, que implica la asistencia total a los colegios bajo una nueva normalidad.
Pero Agustín Lindao, presidente de la Red de Maestros por la Educación, cree que el sistema público no está listo para volver a los planteles. Esto, principalmente, por el aumento de la matrícula.
La crisis por el covid-19 ha generado una migración desde el sistema privado, que representa un 10% más que el año anterior. “Tenemos aulas de 60 estudiantes porque los padres se quedaron sin trabajo y cambiaron a sus hijos a planteles fiscales. ¿Cómo se va a distribuir el tiempo?”, cuestiona.
La Ministra reitera que nada será igual. Y que la distribución de las jornadas dependerá de la capacidad de cada establecimiento. “Si la escuela es muy grande, de 2 500 estudiantes, ellos tendrán más componentes de estudio en casa y menos días en la institución. Si es una escuela pequeña, como las unidocentes o bidocentes, podrán ir todos los días porque hay espacio para el distanciamiento social”.
El regreso a las aulas será una decisión de los padres y se discutirá con las pequeñas comunidades. “No queremos infundir temor ni inquietud”, dijo Creamer y adelantó que las zonas rurales serían las primeras en retornar, debido a los problemas de conectividad.
La ministra recordó que en el régimen Sierra la metodología se aplicó con éxito por la capacitación docente para dar acompañamiento a las familias.
Para el próximo periodo escolar, dijo que se mantendrán los modelos de educación presencial, a distancia con el uso de tecnologías, y la educación en casa. Esto hasta recuperar la normalidad. El 30 de junio concluirán las clases y algunos particulares en la primera semana de julio.
En medio de las dificultades, las clases en casa se mantienen por ahora. Anthony pedirá sus fichas pedagógicas para evitar problemas con Internet. Desde la semana pasada el Ministerio comenzó la entrega de las los textos escolares.