Caracas: los pobres sufren por la falta de agua

Caracas.  AFP
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A  Janeth Cueto el racionamiento de agua que se aplica en Caracas desde hace dos semanas no le afecta. En su precaria casa, en una barriada del este de la capital, no hay tuberías, baño o grifos y el camión cisterna que llega cada 11 días es un preciado maná en estos tiempos de sequía.

Promesas incumplidas
En 7 de Enero,    un   ‘ranchito’  (barriada  miseria, en la juerga local)    situado  en la zona de Mariche, en el  este de Caracas, el gobierno del presidente Hugo  Chávez inauguró en 2008 un tanque gigante con capacidad de 30 millones de litros de agua. Sin embargo,  los vecinos denuncian que no  está funcionando.
 “El alcalde   Ocariz no cumple  lo que dijo. Ofreció que no nos faltaría  nada. Aunque el Alcalde chavecista que había antes era todavía peor” , asegura Yurelis Terán, de 19 años y vecina del 7 de Enero. “Quería irme para otro país. Las cosas lejos de aquí seguro son mejores” , sueña la joven en voz alta . Cerca de la casa de Terán, en una pared se puede leer: “ 100% territorio chavista” .“No está lloviendo. Cuando se acaba el agua gratuita que nos dan, tenemos que ir a comprarla. Y ahora que se acerca la Navidad, los vendedores aumentan los precios”, lamenta la mujer, explicando que paga hasta 12 bolívares (USD 5,5) por rellenar un tonel de unos 200 litros.

Debido a la sequía actual y pese a sus abundantes recursos hídricos, Caracas sufre racionamientos de agua que se prolongarán varios meses. Los cortes, que se organizan por zonas, duran hasta 48 horas por semana.  El gobierno del presidente Hugo Chávez achaca la falta de agua potable, que está acompañada por apagones, a la peor sequía que vive el país en décadas. Y los detractores culpan al Régimen  chavecista de no haber realizado inversiones en ambos sectores.

Con o sin crisis, en la paupérrima barriada  7 de Enero el agua siempre fue un bien de lujo. “Aquí en los barrios pobres, el problema del agua existe  hace años,  pero se agravó  estos  meses por la falta de lluvia. Necesitamos una tubería, para no vivir como animales”, explica Rosario Ruiz, otra  vecina.

En la puerta de su casa, los endebles postes que traen la electricidad ‘robada’ de otros lugares se inclinan peligrosamente sobre el tejado de hojalata. “Cualquier noche, un poco de viento nos deja sin tejado” , afirma.

“El  problema es que todo  creció  desordenadamente. La gente invadió terrenos y construyó casas”, explica Alcides Pérez, del Instituto de Aguas del Municipio Sucre.
Debido a las crecientes protestas, Carlos Ocariz, alcalde opositor del municipio caraqueño de Sucre,  lanzó en octubre un plan llamado Mi Agua,  para distribuirla gratuitamente por los lugares más afectados. Las autoridades municipales usan camiones propios y alquilan otros a particulares por 1 000 bolívares (USD 465) al día para llenarlos con agua en dos depósitos y transportar el líquido  a las barriadas pobres.

“Estamos con el proceso revolucionario del presidente Chávez, pero también con la Alcaldía de oposición que nos trae el  agua”, afirma Candelaria Rodríguez.

La llegada del camión cisterna a las callejuelas de tierra de 7 de Enero   es celebrada con música, gritos de júbilo de los niños y sonrisas de las madres, que sacan a las puertas sus baldes  vacíos.

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