Decenas de gallinazos pululaban en el afluente o pozados sobre los árboles en las orillas. Mientras que el caudal se veía turbio y el ambiente estaba saturado con un mal olor.
Así estaba, el viernes, el panorama del río Cachaco, una cuadra más abajo del camal municipal de Sangolquí. El afluente corre de sur a norte por el costado oeste de la capital de Rumiñahui, a 40 minutos de Quito.
Grace Arreaga, de 14 años, mientras se dirigía a clases en el colegio Juan de Salinas, comentó que “los martes, jueves, viernes y domingo, el olor es terrible y el agua se ve llena de sangre y tripas que se botan en el camal”.
Esther Asanza, quien vive desde hace 10 años en el sector, contó que ella y su familia sufren constantemente problemas de estómago y de gripe. “El médico nos dijo que es por la contaminación del río. Nos recomendó que nos fuéramos a vivir en otro lugar, pero aquí está nuestra casa”.
Su decisión la mantiene, pese a que señaló que “en las noches escuchamos cómo las ratas caminan sobre el techo. Incluso cuando ponemos veneno en el patio, al día siguiente encontramos ratas grandes muertas”.
Coincidieron en que la presencia de los rodeadores ha disminuido, tras una limpieza de los matorrales hace un mes y medio. Pero tampoco constituye una solución definitiva.
El Municipio de Rumiñahui impulsó el embaulamiento de un tramo del Cachaco para que no sea un foco de contaminación y sitio para la proliferación de vectores. Pero Fausto Ramos, presidente del Ciqap, consideró que eso tampoco ayudará, ya que “se produce una descomposición con mayor aceleración”.
De acuerdo con un estudio de las aguas del Cachaco, del Municipio de Rumiñahui, por la cantidad de coliformes, aceites y grasas, está restringido cualquier uso que se pueda dar al río. Pero, según Ramos, estas aguas, junto con las de ríos como el San Pedro, que también está contaminado y que recorre por el este de Sangolquí, son utilizadas, por ejemplo, para riego de huertos. Esto cuando se forma el Guayllabamba.
El problema de estos ríos se repite en casi todos los afluentes del país, ya que todas guas servidas e industriales van a parar en sus caudales.