Cuando la Asamblea Constituyente comenzó a trabajar, en diciembre de 2007, reemplazando al Congreso Nacional, su credibilidad estaba en sus mejores momentos. Una encuesta de la empresa Cedatos concluyó, en ese momento, que la popularidad era del 62%, una cifra que no se había registrado en 30 años de historia parlamentaria. Ahora, la Asamblea Nacional vuelve a experimentar el mismo desgaste que persiguió al ex Congreso en períodos anteriores. A finales de julio, cuando empezó la gestión de los nuevos asambleístas, había un 34% de aprobación. Pero tan solo en dos meses, la popularidad ha descendido cinco puntos.
Las reacciones
Del lado del bloque de Gobierno dicen que una primera medición de la popularidad de la Asamblea no puede ser un indicador concluyente. Creen que Cedatos tiende a favorecer a la oposición.
Cynthia Viteri (PSC) dice que la Asamblea sí puede despertar el interés ciudadano y mejorar su percepción si se trabajan en reformas que combatan los niveles de inseguridad. Uno de los temas que a su juicio más inquietan a la gente.Menos credibilidad
Según Cedatos, la aceptación actual es de un 29%. Son más de 30 puntos que han caído en la evaluación. Ello a pesar de que muchas de las figuras que están en la Asamblea participaron en la Constituyente y que la bancada más numerosa es la de Alianza País, vinculada a la imagen del presidente Correa. Otro dato que se destaca es la credibilidad en la palabra de los actuales asambleístas, que bajó del 29% en agosto al 20% en septiembre. Es decir, nueve puntos en solo dos meses.
La gestión de la Asamblea Nacional ha sido mal evaluada por la mayoría de la población. Según Cedatos, esto se debe a que se ha visto renacer al Congreso de antes, por sus comportamientos. La toma de decisiones por imposición del voto, desde la mayoría gobiernista, gravita en el análisis ciudadano. A esa práctica, se suma la ausencia de una tarea de fiscalización frontal hacia el Gobierno y otros organismos del Estado. Esto constituye para Cedatos, y varios asambleístas de oposición, uno de los elementos negativos en la percepción del trabajo de la Asamblea.
Imagen aún positiva
En las encuestas de Informe Confidencial, la lectura es menos drástica. Según Santiago Nieto, director de esta firma, si bien hay una caída de 10 puntos en la imagen, aún se conserva un balance positivo, puesto que hay un 55% de imagen favorable (ver infografía). Un asambleísta que se define como independiente es Rafael Dávila. Él sostiene que la Asamblea tiene un problema más grave, que es de percepción. Es decir que los congresos, según la ciudadanía, no resuelven los problemas de la gente. La tarea de la Asamblea y de sus integrantes es menos visible y valorada, en comparación con la del Gobierno y los organismos seccionales. “La gente quiere ver resultados”, dice Dávila.