Todas las almas
Una conferencia que el presidente Correa dictó en Inglaterra me trajo a la memoria ‘Todas las almas’, una novela de Javier Marías. En ese libro, el personaje principal -un profesor invitado por Oxford, al colegio ‘Todas las almas’- reflexiona sobre lo frívola que puede resultar una charla académica: “Yo estaba arriba y ellos abajo, yo tenía un bonito atril delante y ellos vulgares pupitres con incisiones (…) y eso era motivo para que no (…) discutieran mis tendenciosas afirmaciones”. Algo similar a lo que Marías describe en su libro debió haber ocurrido en la conferencia que el presidente Correa dictara en el Old Theatre del London School of Economics. (El audio de esa presentación está disponible en Internet).
Allí, ante un grupo de estudiantes, el Mandatario ecuatoriano hizo varias afirmaciones sorprendentes. En primer lugar, criticó el modelo de desarrollo capitalista basado en el consumo masivo y lamentó que el socialismo tradicional -no el del siglo XXI- tampoco hubiera cuestionado aquel modelo…
Sucede que este Gobierno no ha hecho otra cosa que estimular el consumo masivo desde que asumiera el poder, hace casi tres años. Mediante subsidios indiscriminados; congelamiento de tarifas; aumentos de sueldos públicos y privados; entrega anticipada de los fondos de reserva; y abundante gasto estatal, las autoridades provocaron un ‘boom’ de consumo tan importante, que hasta debieron poner restricciones a las importaciones, porque la creciente demanda agregada amenazaba con comerse las reservas.
En otra parte de su alocución, el presidente Correa dijo que el materialismo dialéctico estaba superado y que, por tanto, su Gobierno no creía en la lucha de clases. ¿Cómo explicar entonces la campaña sistemática que el Régimen ha orquestado para atizar el rencor social y el clasismo? ¿Por qué el Ejecutivo ha ejercido una estrategia política basada en la confrontación, el insulto y la descalificación? Si el Régimen no cree en la lucha de clases, ¿por qué no lidera un proceso amplio de concertación social?
Durante la ronda de preguntas, alguien inquirió a Correa si su modo de Gobierno era el mismo que el de Chávez. “Si me comparan con Chávez, me siento halagado -dijo el Presidente ecuatoriano- porque él está cambiando a Venezuela”. Claro que la está cambiando, pero para mal. La está haciendo más parecida a Cuba por los niveles cada vez más dramáticos de escasez que existen. No hay suficiente agua ni alimentos y la energía eléctrica se ha sumado ahora a lista de los racionamientos…
Cromer-Blake, otro personaje de ‘Todas las almas’, decía que las conferencias son paréntesis en las vidas de las personas; momentos en los que podemos negar la realidad y decir lo que sea. Al parecer tiene razón.