En el Mercado Mayorista de Ibarra se comercializa la producción de frutales. Foto: Francisco Espinoza/ para EL COMERCIO
La ‘Provincia de los Lagos’ se ha convertido en un nuevo huerto de frutales del norte del país. Los sembríos de aguacate, tomate de árbol, durazno, manzana, mango, granadilla, tuna, claudias, peras y otros reemplazan paulatinamente a los cultivos tradicionales del maíz y fréjol.
La variación de productos tiene relación con la rentabilidad. Una hectárea de aguacate, con 500 plantas, puede generar ingresos por USD 15 000 al año, en la misma extensión el cultivo de fréjol produce USD 1 800. Así explica Marcelo Reinoso, presidente de la Federación de Fruticultores del Norte.
El giro hacia la producción de frutas se inició hace 30 años. Pero en la última década tomó fuerza, dice Wilson Escobar, técnico del Ministerio de Agricultura (MAG) de Imbabura.
Dentro de esa dinámica, el aguacate es el fruto de mayor expectativa, especialmente por la demanda de, por ejemplo, 10 contenedores semanales que requiere España. Eso ha incentivado que el área de cultivo se triplique desde 1985. Se calcula que en Imbabura y Carchi están plantadas 3 500 hectáreas de las variedades fuerte y hass.
La Federación de Fruticultores está empeñada en incrementar la producción, mediante la renovación de huertos con aguacate hass, que es apreciado en Europa. A la par trabaja en la capacitación técnica para mejorar las prácticas de producción.
La experiencia ha permitido desarrollar técnicas propias, como la que implementa la hacienda El Paraíso, de Cotacachi, que en 17 hectáreas ha desarrollado los huertos de alta densidad. “Antes se sembraba de 100 a 200 plantas por hectárea, hoy tenemos de 500 a 1 200”, señala Marcelo Reinoso, su propietario.
Para lograr una producción óptima efectúan una poda diferente a la habitual: a los árboles, que no sobrepasan los 3 m de altura se les da una forma cónica, diferente a la que señala la técnica tradicional. Además, se ha mejorado el riego por goteo y el cuidado de la tierra, con lo que se obtiene hasta 25 toneladas por ha, al año. Hace una década se cosechaba máximo 10 toneladas, asegura el dirigente.
Aunque el agro capta la mayor cantidad de mano de obra, el comercio es la actividad que genera más ingresos. Esta representa unos USD 2 475 millones al año, según Wilson Reyes, director de Planificación de la Prefectura.
Una de las razones es que la provincia se ha convertido en la capital administrativa y comercial de la Zona 1, conformada por Imbabura, Carchi, Esmeraldas y Sucumbíos, explica el prefecto Pablo Jurado.
En esta jurisdicción existen cadenas de supermercados y tiendas especializadas, añade Mishel Saud, director de la Cámara de Comercio, Producción y Servicios. Este segmento tiene más participación en Ibarra y Otavalo.
La industria textil tiene su nicho en el cantón Antonio Ante con 600 empresas, entre medianas y pequeñas y 200 almacenes, informa la Dirección de Desarrollo Local del Municipio.
El prefecto Jurado describe a Imbabura con muchas oportunidades de desarrollo, pero en Ibarra se impulsan los servicios básicos y la vialidad (ver puntos de vista).