El asalto al Alcalde de Quito podría parecer una broma de mal gusto. Pero no, a decir de las autoridades policiales el atraco lo cometió una banda muy conocida. El asunto denota el grave problema por el que atraviesan Quito y el país. Queda claro que no es un asunto de percepciones, como dijo un ex Ministro de Gobierno.
Tampoco es aceptable que muchas personas expresen su satisfacción por el delito del que fue víctima el primer personero de la ciudad. Eso no está bien y demuestra que los ánimos de la gente están crispados, a tal punto hay quienes pierden la perspectiva de las cosas.
A mucha gente sorprende que a las pocas horas se haya aprehendido a los presuntos delincuentes, cuando la norma es que la mayoría de los casos queden irresueltos y reine entre los ciudadanos la sensación de indefensión.
Las estadísticas entre delitos denunciados y juicios con sentencia ejecutoriada que presentó el Centro de Estudios de Justicia hablan solas: de 646 451 delitos solamente 7 930 procesos llegaron a una sentencia condenatoria entre 2005 y 2008.
Es decidor en este aspecto que las autoridades policiales hablen de una banda muy conocida que opera hace más de 20 años, como la responsable del atraco al Burgomaestre quiteño. Es inaceptable que los delincuentes actúen a sus anchas. El mismo día del asalto al alcalde Barrera en distintos puntos de la ciudad se reportaron casos parecidos perpetrados en vehículos de similares características de las que ocuparon los asaltantes del Alcalde.
Cuando la inseguridad es identificada como el principal problema nacional, una acción coordinada demanda respuestas contundentes. La lucha contra la inseguridad es un reto para todos: Gobierno, Policía, jueces y ciudadanos.