La evolución tecnológica en materia de lubricación de motores muestra grandes avances respecto de la oferta tradicional.
La de los lubricantes, al igual que otras industrias, avanza a un ritmo vertiginoso y desarrolla nuevos productos que vuelven obsoletos a otros que en su tiempo se consideraron revolucionarios.
Uno de los problemas que durante mucho tiempo enfrentaron los fabricantes de aceites fue el arranque en frío, por considerarse un momento crítico del funcionamiento del motor.
Cada vez que el conductor apaga el vehículo, el aceite empieza a escurrirse desde las partes altas hacia el cárter o depósito. Esto implica que esas piezas quedan desprotegidas del lubricante.
Una vez que el motor vuelve a encenderse, el aceite empieza a subir mediante la presión que ejerce la bomba, pero, no obstante, tarda algunos segundos en alcanzar las piezas ubicadas en la parte superior, tiempo en el cual la fricción entre ellas es mayor.
Una de las primeras soluciones a este inconveniente llegó de la mano de los aceites multigrados, capaces de variar su viscosidad en función de la temperatura ambiental y de la del motor.
Al tener mayor fluidez, podían alcanzar las partes altas más rápidamente, gracias a lo cual el tiempo que ciertos componentes pasaban desprotegidos era menor.
Sin embargo, esto solo solucionaba el problema parcialmente, pues la fricción seguía produciéndose aunque fuera durante un lapso más corto.
Actualmente, muchos fabricantes han desarrollado formulaciones en las que el aceite forma una película que se adhiere a las piezas móviles y permanece en ellas durante algún tiempo. Esto hace que los problemas de fricción vinculados al arranque en frío prácticamente desaparezcan, o se limiten a los casos en los que un vehículo pasa apagado durante largos períodos.
Muchas personas suelen pensar que los vehículos nuevos, con poco kilometraje o con motores recién reparados, no consumen aceite. Cabe aclarar que todos los motores de combustión interna consumen aceite en mayor o menor grado, dependiendo del estado de sus componentes internos.
Por lo general, el consumo de aceite es directamente proporcional al kilometraje del vehículo, pues está ligado al grado de desgaste.
Sin embargo, en ningún caso sería normal que el nivel de la varilla medidora descienda de máximo a mínimo en un recorrido de menos de 1 000 kilómetros, pues, a menos de que haya fugas, indicaría la necesidad de alguna reparación.
Conviene revisar periódicamente el nivel de aceite en el motor con el fin de controlar que el consumo esté en niveles aceptables.