Las largas filas en los centros de vacunación contra covid-19 en la provincia Tsáchila siguen, pero ese esfuerzo de la población aún no es suficiente para alcanzar la meta esperada.
Santo Domingo de los Tsáchilas es una de las provincias que menos cobertura tiene en el plan de inoculación a escala nacional, según el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Cuando han pasado ocho meses desde que empezó la vacunación con las personas de primera línea, este avance no es tan significativo frente a otras jurisdicciones.
Pese a que ya se logró proteger al 100% de la población adulta mayor de 65 años en adelante con la primera dosis, el alcance es menor en los demás grupos etarios. Esto se evidencia en mayor medida entre las personas de 16 a 49 años. En promedio, solo el 63% ha recibido las dos dosis.
Mientras que la media de la población objetivo de 50 a 64 años alcanzada está en un 75%.
Resta un 14% de los adultos mayores de 65 años por recibir la segunda fórmula, según datos del Vacunómetro, con corte al 1 de septiembre.
Con las cifras de la población de 16 a 49 años y de 50 a 64, el territorio Tsáchila se ubica en los puestos 21 y 18, respectivamente, en la cobertura de las dos vacunas de entre el total de 24 provincias del país.
Otras con menos vacunados y por debajo de Santo Domingo de los Tsáchilas son Pastaza, Cañar y Morona Santiago.
Las autoridades santodomingüeñas evaluaron esta situación. Según la directora Distrital de Salud, Lorena Baque, hay inconvenientes con las personas que viven en las zonas alejadas a los centros de inoculación y que no han podido desplazarse a la ciudad, donde están los puntos.
Mónica Quintero vive en el kilómetro 12 de la vía Santo Domingo-Quevedo, dentro de una finca que queda a media hora de la carretera.
Ella ni siquiera se había enterado de que le tocaba vacunarse el pasado 8 de julio en el centro de vacunación Alessandro Volta, ubicado a 45 minutos de su lugar de residencia.
La mujer, de 48 años, no sabe operar una computadora y tampoco no tiene quién la ayude a verificar la información en la página web del Consejo Nacional Electoral.
Recién supo que le correspondía asistir al centro de vacunación la semana pasada, cuando una brigada médica llegó al sitio para aplicar una dosis de Cansino.
La madre de familia, que vive sola, acudió a la carpa que se instaló en el centro poblado y al fin pudo inmunizarse.
La funcionaria Baque asegura que por casos como los de la señora Quintero se activaron 50 brigadas médicas con tres enfermeras y un médico para que recorra cooperativas de viviendas y barrios apartados a las urbes de Santo Domingo y el cantón La Concordia.
Estos equipos de profesionales van a las zonas de difícil acceso conforme a un plan en el que se han priorizado los sitios de difícil acceso y que no tienen la posibilidad para que sus habitantes puedan salir a los centros de vacunación fijos. En la provincia se instalaron 11 puntos para acoger a los usuarios que llegaron en busca de las dosis de Pfizer, Aztrazeneca, Cansino y Sinovac, desde que comenzó el plan masivo del nuevo Gobierno.
Pero aun así hay una deficiencia para alcanzar a toda la población, debido a dos factores que surgieron en estos meses. Uno de esos y que inicialmente se evidenció, fue que las personas tenían temor a recibir la vacuna ante los comentarios sobre los riesgos, dice el presidente del Colegio de Médicos, Luis Pazos.
Además, la provincia se tardó en abrir la vacunación para todo el resto de la población objetivo, pues esta medida recién se puso en marcha el pasado 12 de julio.
Solo en el primer día asistieron 13 416 personas, una cifra que superó en cuatro veces a la afluencia que se tuvo en meses anteriores, agrega Pazos.
Otro de los problemas detectados es que se emitió un calendario para que las personas acudieran a la vacunación de acuerdo con el último dígito de la cédula de ciudadanía.
Esto hizo que se ralentizara un poco la aplicación. No obstante, las autoridades de salud defendieron esta idea alegando que se implementó porque se venían generando altas concentraciones de personas y extensas filas de varias cuadras en los alrededores de los puntos de vacunación.
En medio de esas concentraciones hubo denuncias de usuarios sobre la venta de turnos de personas que hacían la fila a cambio de USD 20.
Las largas esperas, hasta por siete horas, también marcaron la tónica durante las jornadas de mediados de agosto.