La madrugada del jueves, un estruendo despertó a los vecinos de la zona de Surfside, Miami. Nadie lo podría haber imaginado: un edificio se desplomó.
Mientras los rescatistas van perdiendo la esperanza y las desapariciones van convirtiéndose en hallazgos luctuosos, las hipótesis de las causas del colapso se van tejiendo.
Es temprano para sacar conclusiones categóricas. La investigación seria demanda peritajes técnicos, pruebas de suelo, impacto en edificios de carga similar y una evaluación que sirva para sacar lecciones.
Expertos señalan algunas tesis que debieran ser contrastadas pero que animan a pensar en posibilidades que, por azar, se conjugaron para el fatal desenlace. El edificio tenía 40 años y, según regulaciones vigentes, este año entró al proceso de recertificación. Para ello, algunas labores de adecuación se iniciaron en las terrazas. Conocedores opinan que, acaso, la carga fue mayor a la que las bases del edificio pudieron soportar.
Pero hay otras tesis. Habrá que investigar la composición del suelo en el espacio físico donde se alzó la torre de 12 pisos y esos estudios podrían determinar si se construyó con los niveles de seguridad adecuados. Y aún hay más, ha surgido una hipótesis complicada. Si la arena empleada para la construcción era de la playa, el componente de agua salada podría haber corroído el metal de las varillas y el óxido hizo su mortal tarea.
La situación de construcciones efectuadas con arena de la playa ya fue observada como posible causa de varios colapsos constructivos en terremotos como los que afectaron a Pedernales y otras zonas de Manabí y de Esmeraldas, hace cinco años.
La tragedia de Miami, que todavía no termina de sumar las víctimas mortales, sirve para reforzar los códigos constructivos en esa zona.
Se imponen reflexiones en países como el nuestro, donde los riesgos sísmicos y desplazamientos de tierra debieran obligar a normas estrictas de construcción y seguridad, constantes revisiones y rigurosas pruebas técnicas. La vida de la gente vale mucho. La tarea primordial es preservarla. A pensar.