Los seis podios obtenidos por Kimi Raikkonen en los Grandes Premios de Bahréin, España, Europa, Alemania, Hungría y Bélgica de este año, hacían presagiar que la primera victoria de su segunda etapa en la F1 estaba cerca.
Esos buenos resultados también le habían colocado en el tercer lugar de la clasificación general del campeonato de pilotos pese a que, a diferencia de rivales como Lewis Hamilton y Mark Webber, aún no había podido ganar una carrera.
El tiempo dio la razón a quienes confiaban en el talento del finlandés, quien para esta temporada regresó a las pistas de velocidad tras un paso infructuoso por el rally.
En Abu Dhabi Kimi ganó mucho más que su carrera 19 en la F1 y la primera después de tres años (Bélgica 2009, con Ferrari). También revivió a una legendaria escudería de los años setenta y ochenta, que volvió a saborear las mieles de la victoria en la alta competición al cabo de 25 años.
Hace un cuarto de siglo, antes de que su nombre se convirtiera en leyenda, el entonces joven piloto brasileño Ayrton Senna se adjudicó el último triunfo de Lotus en la máxima categoría, antes de que decidiera retirarse en 1994.
Al volante del monoplaza E20, Kimi imprimió un ritmo de carrera imparable que solo pudo ser amenazado parcialmente por el Ferrari F2012 de Fernando Alonso en las instancias finales, pero que no encontró resistencia para cruzar la meta en primera posición.
Si bien Raikkonen está matemáticamente fuera de la lucha por el campeonato (57 puntos lo separan del líder Sebastian Vettel cuando ya solo quedan 50 en disputa), el resultado del domingo seguramente supondrá una inyección de optimismo para él y para su equipo, que buscará aumentar su competitividad en el 2013.
A lo largo de este año, el E20 adoleció de un problema similar al del Ferrari: la falta de consistencia durante las clasificaciones, con la diferencia de que, en ocasiones, el ritmo del auto también decaía a lo largo de las competencias.
Posiblemente por esa razón, Kimi no pudo disputarle a Vettel la victoria en Bahréin ni a Hamilton en Hungría, porque si de talento se trata, el ‘Iceman’ ha demostrado que los dos años que pasó alejado de la F1 no afectaron en lo absoluto su talento ni su velocidad.
Con este resultado, Vettel y Alonso tendrán una preocupación adicional con miras a la resolución del campeonato en las dos carreras restantes: el GP de las Américas (EE.UU.) y el GP de Brasil.
No porque ya no puede ser campeón Kimi se resignará a dejar que los punteros se repartan los triunfos restantes, como seguramente tampoco lo hará Lewis Hamilton. Además, como dijo el propio Alonso, no solo los equipos que disputan el campeonato continúan introduciendo mejoras en sus bólidos, sino que todos intentarán dar lo mejor de sí hasta el final.
No obstante, el factor que definitivamente marcará la diferencia en la grilla será la actitud de los pilotos. A Alonso le quedan dos carreras para intentar revertir su desventaja respecto de Vettel, y el alemán intentará administrar o aumentar la diferencia sobre el único piloto que pudiera evitar su tricampeonato.
En cuanto a los autos, el Red Bull RB8 tiene una clara ventaja sobre un Ferrari que no ha mostrado grandes progresos pese a las arengas de Stefano Domenicali y del propio Luca di Montezemolo.
A nivel de pilotos, un Alonso maduro, sereno y ávido de gloria parece tener una fortaleza superior que la de un Sebastian Vettel que se muestra algo inseguro y errático cuando le toca largar desde una posición incómoda.
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