No se ve la luz. Colombia sigue en vilo por la violencia desatada en las principales ciudades y el bloqueo de carreteras. El punto de partida fue un proyecto de reforma tributaria. Ante la reacción nacional de distintos sectores políticos y sociales, Iván Duque decidió retirar el proyecto de ley, pero no cesaron las protestas.
Subió el tono de violencia de las marchas y las manifestaciones contra bienes púbicos y privados; la respuesta fue una represión fuerte. Los números hablan oficialmente de 30 personas fallecidas pero los manifestantes hablan de 40. A las protestas se sumaron los saqueos, los ataques a policías y casas por parte de supuestos actores de facciones violentas.
Pero esa nación encierra, junto a sus virtudes de emprendimiento y la labor industriosa que le caracteriza, una enorme inequidad, una pobreza extrema alarmante y una historia
de guerras fratricidas desde los albores de la república.
La confrontación entre conservadores y liberales, las guerras civiles y regionales y la aparición de grupos guerrilleros y paramilitares pusieron en vilo a la sociedad entera, y supusieron miles de muertos y destrucción. También está la tenebrosa influencia del narcotráfico, con su severa afectación al tejido social y su colaboración con irregulares.
La presencia guerrillera es de larga data. El M-19 dejó las armas hace décadas y se incorporó a la vida civil. Las FARC, la guerrilla más poderosa, tuvieron vigencia por años hasta la firma de un acuerdo de paz que está en
vigor pese a las disidencias. El ELN tiene su propia historia e incidencia.
Esta vez la violencia terrible se tomó las ciudades y las carreteras. Los alimentos no llegan y provocan desabastecimiento y desesperación.
En lo que a Ecuador respecta, se ha dispuesto abrir el puente de Rumichaca, uno de los pasos vitales cerrado por varias causas, entre ellas la pandemia. En el país ya faltan materias primas y el comercio se ve seriamente afectado. También hay sectores desabastecidos en Colombia que pueden ser surtidos desde acá.
Que a Colombia retornen pronto la tranquilidad y el respeto a la vida.